Ninguno de los dos rivales ha demostrado la regularidad necesaria para ser considerado candidato. Sin embargo, ambos cuentan con elementos para dar pelea en postemporada. Claro, antes deberán clasificarse y las semanas restantes serán decisivas. Los mariscales de campo Drew Brees y Ben Roethlisberger  han ganado Súper Bowl y son considerados jugadores de elite para la NFL. Un quarterback de alto nivel puede atravesar malos momentos e incluso tener temporadas malas, aunque en los instantes decisivos son incuestionables.

Brees es uno de los mejores pasadores de la NFL moderna y está casi a la altura de Peyton Manning o Tom Brady; posiblemente un escalón más abajo. En ese mismo peldaño ubicamos a Big Ben, un jugador de condiciones notables desde su aparición en 2004 y que viene sufriendo el desmembramiento de la plantilla de Pittsburgh. Recién este año, con Antonio Brown como principal receptor pudo enarbolar una dupla de ataque efectiva y explosiva, como las que anteriormente constituyó con Hines Ward o el legendario Antwann Randle El.

Por su parte, Brees también soportó inconvenientes en su franquicia, sobre todo con el “bountygate” de 2012, que postergó las aspiraciones de un gran equipo y que aún sufre consecuencias. Esta campaña, podría volver a ubicar a New Orleans en playoff en una división impredecible y con récords negativos. Si Saints avanza, se convertirá en otro equipo diferente, más agresivo y, posiblemente, con menos cantidad de errores.

Ahora, el partido del domingo tuvo algunos condimentos extra a tener en cuenta. Uno de ellos fue la lesión de Roethlisberger cuando el pleito estaba 3-0. Esto condicionó al mariscal de Steelers durante el resto del juego. El quarterback sintió molestias en pleno desarrollo, no fue reemplazado y recién en el último cuarto se recuperó. ¿Qué hubiese sucedido si Big Ben no se lesionaba? Indudablemente, el partido hubiera sido otro...

Hasta el inicio del segundo cuarto, Shaun Suisham había marcado dos goles de campo de 49 y 31 yardas. Roethlisberger fue golpeado cuando lanzó un pase y con su líder dolorido, la ofensiva no tuvo herramientas para despegar. Todo Pittsburgh estaba pendiente del quarterback. Así, New Orleans se aprovechó para asestar dos golpes decisivos: primero con un pase de 15 yardas hacia Benjamin Watson y luego con otro lanzamiento de Brees a Erik Lorig de 4 yardas. En el medio, Big Ben fue interceptado en dos ocasiones, un indicio poco alentador para los locales. 

La siguiente anotación llegó con una jugada espectacular de Nick Toon, quien atrapó un pase de 11 yardas y despedazó cuatro intentos de tackles. En tanto, la ofensiva de Steelers priorizó el juego terrestre y Le’Veon Bell descontó. Igualmente, Brees volvió a lanzar un touchdown, esta vez con Kenny Stills y un recorrido de 69 yardas, lo que enterró las ilusiones del público “acerero”. La defensiva de Pittsburgh se preocupó tanto por Jimmy Graham que se olvidó de anular al resto y Brees se movió con demasiado tiempo y espacio para actuar.

El último cuarto fue emotivo porque, tras una nueva anotación de Brees hacia Colson, su quinto touchdown del día, el marcador reflejaba una victoria inobjetable de Saints por 35 a 16. Eran 19 los puntos de diferencia y el reloj reflejaba que los 10 minutos restantes se esfumarían. Un cruce entre Morgan y Taylor avivó las llamas de un partido que parecía sentenciado. Sin embargo, Roethlisberger resurgió para dos series ofensivas brillantes, que culminaron con anotaciones de Antonio Brown. La patada corta no prosperó y el tiempo se agotó para la victoria de la visita.

Saints ganó como visitante luego de tres derrotas consecutivas en casa, aunque quedó escolta en la NFC sur tras el triunfo de Falcons. Por su parte, Steelers cayó por segunda ocasión en los tres juegos recientes y quedó tercero en la división más encarnizada de la NFL, donde manda Bengals. 

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