Miguel Lamperti, nació el 11 de Noviembre de 1978 en Bahía Blanca (Argentina). Con 12 años, se limitaba a jugar contra la pared y a los 16 años comenzó a asistir a torneos obteniendo excelentes resultados en el circuito profesional Argentino. En el 1999 se proclamó mejor jugador de Argentina. Tuvo que dejar el pádel durante seis meses debido a un grave accidente de coche. Tras recuperarse físicamente, Miguel volvió con todo y en 2006 se hizo con el puesto número uno tanto en Brasil como en Argentina. Un tiempo después en ese mismo año viajó a España, sede del Padel Pro Tour entonces (ahora World Pádel Tour), el mejor circuito profesional del mundo. Desde ahí siempre ha estado entre las mejores parejas del circuito profesional, convirtiéndose en, quizás el jugador más carismático de este circuito. Es conocido y apreciado por su generosa actitud y buen carácter, tanto dentro como fuera de las canchas.

En esta ocasión, el genial y carismático jugador argentino nos habla de uno de los momentos que más trascendencia tienen en el funcionamiento psicológico o mental durante un partido de pádel: las pausas que se dan entre las que finaliza un punto y se inicia el siguiente. Miguel Lamperti diferencia entre si se ha ganado el punto o no. Si el punto se ha perdido, se centra en “resetear”, hablar con el compañero para que ver qué se puede mejorar, y buscar la manera de comenzar el punto siguiente de la mejor manera. Si se gana el punto anterior, chocarse la mano, felicitarse y seguir dándose confianza.

Para Lamperti, este tipo de rituales son muy particulares de cada uno y, esta vez, nos desvela qué es lo que a este fantástico jugador le funciona para mantener un alto nivel mental aprovechando el tiempo entre que finaliza un punto y empieza el siguiente. Este medio agradece la colaboración de Miguel.