Seguramente Qatar no sería nada sin sus nacionalizados. Ha llegado a jugar con hasta seis jugadores no nacidos en sus tierras durante este Mundial. Aceptable para algunos, no tanto para otros. Pero, seguramente, sin la única figura sin la que no hubieran llegado donde han llegado (y esperen ustedes a ver lo que ocurre el domingo por la tarde con esta selección) es la de Valero Rivera.

Qatar Handball.

El español es el alma mater, el centro, la clave, absolutamente todo de esta selección qatarí de balonmano. Rivera lo hace todo a la perfección, sabe cuándo tiene que pedir un tiempo muerto, sabe qué tiene que cambiar en la defensa, conoce cuál es la pieza que debe cambiar del ataque para desatascarlo. Es, probablemente, el mejor técnico del mundo del balonmano en la actualidad. Y eso se nota en unas semifinales de un Mundial, y queda patente cuando llega a dos finales consecutivas con dos selecciones diferentes.

Comenzó el encuentro con demasiadas facilidades en ambos ataques. Polonia y Qatar habían sido dos de las mejores zagas de todo el campeonato, pero las estadísticas quedan en un segundo plano cuando se trata de la semifinal de un Campeonato del Mundo. Las dos selecciones dieron todo el peso a los ataques y el encuentro comenzó con un intercambio de golpes continuos con Rafael Dacosta Capote y Michal Jurecki tirando de sus respectivos equipos.

Valero Rivera es el alma de Qatar

Polonia, más experimentada en estos lances, comenzó controlando el encuentro. Dominaba, pero la renta no iba más allá de los dos tantos (7-5). También comenzaron a estar un poco más duros en defensa, por lo que las exclusiones comenzaron a sucederse, quizás, con demasiada rigurosidad (apenas tres en menos de cinco minutos).

Con estos ingredientes, Qatar no se iba a quedar relegada en el marcador. El ataque de los hombres de Valero Rivera no estaba tan fluido como en otras ocasiones: Markovic no estaba on fire como otros días, no conectaban con Borja Vidal, muy bien frenado por el 6:0 polaco, y Mallash no parecía el central jugón que ha maravillado a todos. Sólo Capote mantenía a los suyos en la pomada.

Los tiempos muertos suelen ser importantes. Pero cuando los pide Valero Rivera lo son un poco más. El técnico aragonés cambió completamente el ataque y desconcertó a la zaga europea que recibió tres goles consecutivos y vio cómo le igualaban la contienda en dos minutos. A la siguiente jugada, la parada de Saric y el gol qatarí pusieron a los anfitriones por delante en el marcador por primera vez en el encuentro (11-12), con un parcial de 1-5.

Michael Bigler tardó demasiado en pedir el tiempo muerto y su equipo ya estaba completamente noqueado. Los polacos parecían querer que llegase el descanso, pues la renta qatarí no hacía más que aumentar y se estaban viendo superadísimos en todas las facetas. Los árabes llegaron a tener balón para ponerse cuatro goles por delante, pero la defensa polaca supo rehacerse y marcharse al descanso sólo tres goles por debajo (13-16).

Intentos de reacción insuficientes

Polonia siguió a lo suyo tras el descanso. Demasiadas imprecisiones en ataque, las individualidades intentaban llevar la manija del encuentro y, además, se toparon con una muralla en la portería con nombre balcánico: Daniel Saric. La ecuación no podía dar otro resultado que la escapada qatarí en el electrónico hasta el 14-19.

Michael Biegler volvió a tardar una eternidad en solicitar su primer tiempo muerto en el segundo periodo. Más tiempo perdido para darle la vuelta al marcador. Su equipo tuvo una tímida reacción que quedó en nada en cuanto se vieron en inferioridad.

Precisamente una situación de superioridad, tras una exclusión a Mabrouk, permitió a los de Biegler volver a tener opciones de triunfo. Se pusieron a tres tantos (19-22) y con opciones de colocarse a dos. Pero cada vez que había alguna opción para las huestes polacas, surgía la figura de Saric bajo el marco qatarí.

Qatar Handball.

El español demuestra en cada puesto que ocupa por qué es uno de los mejores entrenadores del mundo. En cuanto vio a su equipo con una renta de solo dos goles pidió tiempo muerto. Quería ajustar el juego de los suyos para los nueve minutos que le restaban para poder vivir una final por primera vez a un equipo no europeo. Y de qué manera mejoró el juego de los qataríes.

Pero esto es balonmano y todo puede cambiar en apenas unos segundos. Los polacos consiguieron colocarse a dos goles de distancia, pero sus acciones defensivas parecían de un equipo de cadetes o juveniles, dejando espacios enormes en su 6:0, incluso en superioridad numérica.

Superados completamente, hicieron un marcaje individual sobre Markovic, que no estaba siendo ni mucho menos el líder de Qatar y dejaron a Mallash toda la responabilidad. El qatarí se echó al equipo a la espalda, mientras que en Polonia sólo Syzba parecía estar a su nivel.

Qatar Handball.

Pese a todo, las rentas para los de Valero Rivera no superaban los tres goles y cuando el técnico español vio peligrar la victoria solicitó un nuevo tiempo muerto.

Polonia lo tuvo en sus manos. A falta de 50 segundos para el final y un gol por debajo, robó balón en defensa, pero los nervios les jugaron una mala pasada y perdieron la bola. El cuadro qatarí no falló en la contra y puso el 29-31 final que mete, por priemera vez en la historia, a una selección no europea en la final de un campeonato del mundo. Qatar ha hecho historia. Valero Rivera ha hecho historia.