Ángel Sabroso es una institución no solo en el arbitraje nacional, sino también en el internacional. Tanto es así, que las distintas federaciones (IHF, EHF o RFEBM) no dudan en confiar en él y en Oscar Raluy, la persona que completa el tándem que se ha ganado el respeto del balonmano mundial, para poner orden en los partidos en los que más hay en juego.

La pareja canaria acaba de ser galardonada con el premio a la 'Mejor labor arbitral' de la temporada por tercera vez consecutiva, reconocimiento que premia el esfuerzo que está realizando para hacer del arbitraje español la referencia del panorama internacional.

Pregunta: Lleva casi 23 años arbitrando. ¿Qué diferencia hay entre aquel niño de 12 años cargado de ilusión y el Ángel Sabroso de ahora?

Respuesta: Muchas, supongo, pero en lo esencial me gusta pensar que mantengo la misma ilusión y el mismo amor por lo que hago. Ahora sé que tras mi familia, el balonmano es lo que más me llena en la vida.

P: ¿Cómo maneja un niño de 12 años la presión a la que se somete un árbitro?

R: Siempre estuve muy protegido al principio. Todos los árbitros veteranos de Canarias me cuidaron mucho. El balonmano en las islas fue muy comprensivo e incluso formativo conmigo en aquella época. Creo que mis padres sufrían mucho más que yo y eran los que realmente se ponían nerviosos cada fin de semana de arbitraje.

P: ¿Pensaba entonces que llegaría tan lejos?

"El titular de mi primera entrevista fue: 'Mi sueño es llegar a unos JJ.OO.'"R: No, pero lo deseaba. La primera vez que hablé en un medio por ser un niño que arbitraba a adultos, el titular de aquella entrevista fue: "Mi sueño es llegar a unos JJ.OO. ". Ahora me gusta leerla, sobre todo cuando nos llegó la designación para los Juegos pasados de Londres. Nunca me obsesioné por ir ascendiendo.

P: ¿Cómo se comportan los aficionados del balonmano con el árbitro?

R: En balonmano no creo que tengamos especiales problemas de comportamiento con los árbitros. El aficionado al balonmano suele ser bastante entendido y conocedor del juego y eso facilita nuestra labor.

P: ¿Se puede vivir del sueldo de un árbitro de balonmano?

"Nuestra labor debería estar más profesionalizada"R: En absoluto. Ojalá nuestra labor estuviera más profesionalizada, sobre todo a nivel internacional. Somos conscientes de que en España es complicado, máxime cuando los propios jugadores están compaginando entrenamientos y partidos con sus empleos. Pero a nivel internacional, con campeonatos de tres o cuatro semanas fuera, partidos de Champions entre semana, etc., se debería mejorar ese aspecto para tener más libertad y tiempo que dedicar al arbitraje. En cualquier caso, debemos tener claro que no seremos profesionales del arbitraje desde un punto de vista económico, pero que en dedicación y responsabilidad hay que tomarlo como una auténtica profesión.

P: ¿De qué manera influye en un árbitro la crisis de la ASOBAL?

R: El nivel de la liga baja y, por tanto, el nivel arbitral corre el riesgo de contagiarse. Es un proceso natural. La diferencia física y técnica de los jugadores de la liga de hoy en comparación con la de hace unos años es muy importante. Hay que adaptarse y, si arbitras fuera de España, ver muchos partidos de fuera para paliar un poco la diferencia de nivel.

P: ¿Tiene alguna queja del trato que recibe de la Federación Española?

R: No, para nada. He aprendido que el árbitro debe quejarse poco, justo lo que le pide a los jugadores y entrenadores, y trabajar más para mejorar cada día. Las federaciones deben ser conscientes de que con buenos entrenadores y buenos árbitros en sus países, el nivel de su balonmano crecerá. Echo de menos en España que grandes del arbitraje mundial que ya están retirados no estén en tareas formativas. Desconozco las razones, pero me parece una pena. Aquí no sobra absolutamente nadie.

P: ¿Hay mucha diferencia entre el arbitraje nacional y el internacional?

"Cada vez se trabaja más para que el arbitraje español sea la tónica general"R: Trabajamos para que no la haya y creo que se va consiguiendo. En España llevamos muchos años marcando un estilo de arbitraje que sanciona de forma correcta la dureza en nuestro juego. A veces, fuera de España, esto cuesta entenderlo, como con los pivotes, por ejemplo. Pero cada vez se trabaja más para que esta línea característica de España sea la tónica general, pues propicia un balonmano más rápido, más rico en lo técnico y táctico, donde el verdadero protagonista, el jugador, se siente protegido y puede lucirse.

P: ¿Qué significa para usted Oscar Raluy?

R: Buf. En lo deportivo absolutamente todo. En lo personal, una de las personas más importantes en mi vida. Sencillamente, familia.

P: Además de árbitro, es concejal del PP en el Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria. ¿Qué prefiere: política o deporte?

R: Sin ningún tipo de dudas, deporte. Pero no perdamos de vista que lo importante, sea lo que sea que hagamos en la vida, es intentar hacer las cosas bien y mejorar lo que está mal. Nada tiene tanto poder para transformar las cosas como la política, así que deporte y política son dos actividades apasionantes.