Septiembre de 1966, una panadería londinense seria testigo del inicio de un fuego que se extendería por toda la ciudad y atemorizaría Inglaterra. De ese fatídico domingo a este sábado de horror han pasado muchas generaciones pero el pueblo británico vuelve a ser testigo de un incendio, que esta vez nace en una cancha de rugby, y deja a una nación paralizada ante el peor final, ver el propio mundial desde afuera.

Los Wallabies dominaron ampliamente las acciones a partir de las formaciones fijas, especialmente en el Scrum (donde consiguieron 5 penales), y haciéndose fuerte en su línea de backs, quienes jugaron con impecable dinámica y no dejaron aparecer a los tres cuartos ingleses.

Párrafo aparte para el apertura australiano Bernard Foley. El 10 de Waratahs, marcó 28 de los 33 puntos de los Wallabies a través de dos tries, tres conversiones y cuatro penales (con 100 por ciento de efectividad a los palos). Sin embargo,  este no se destacó solamente por el juego con el pie sino que también movió los hilos del partido a cada momento haciéndose cargo de cada ataque wallabie.

Por primera vez en la historia un organizador se queda afuera en primera ronda de su propio mundial, y no solo eso, sino que también, Inglaterra es eliminada en fase regular por primera vez en los mundiales.  El grupo de la muerte se cobró a su víctima más impactante.

Ahora solo resta que el fuego se propague, Twickenham es solo el inicio de una crisis nacional que seguramente durará más tiempo que el incendio de 1666, que esta vez no comenzó en una panadería sino en el mítico estadio londinense.