Un ritual había rodeado a este encuentro, concebido como una de las grandes citas del rugby español. El cúlmen, un vídeo motivador en el que se engarzaba el espíritu de un equipo dispuesto a dar un paso adelante en la segunda fila del continente.

Se envolvió el Estado Nacional de la Complutense con un manto de espectadores que soportaron al equipo desde los primeros lances, obcecados en minimizar el tropiezo ante Rusia de la pasada jornada del VI Naciones B. Bastantes pero pocos todavía para que el oval sea un balón que se entregue en las escuelas y con el que se juegue en los parques.

La electricidad saltó de la grada al campo, donde el equipo de Santiago Santos practicó un rugby muy vivo prácticamente desde el pitido inicial. Suplió con dinamismo la diferencia de peso y fuerza que les separaba de un cuadro rumano al que pronto le salieron fisuras en su bloque. Aprovechó España el viento a su favor para conseguir sus primeros puntos, que salieron de la pierna de Brad Linklater.

El juego del equipo rumano careció de amplitud en el primer acto, un defecto que supo corregir el técnico galés Lynn Howells en la segunda mitad. El gran trabajo en las melés permitió a los jugadores españoles contener el radio de acción del juego rival. Otro golpe de castigo transformado por el neozelandés del Getxo permitió abrir una frontera de seis puntos.

El encuentro se decidió en los minutos finales | Foto: Walter Giraldo.
El encuentro se decidió en los minutos finales | Foto: Walter Degirolmo.

Impecable primera parte

La templanza se rompió con una amarilla de Mathieu Belie al cortar un balón en una clara jugada de ataque del equipo rumano. En inferioridad, España supo mantener el tipo y a pesar de encajar el primer ensayo en contra, obra del capitán rumano, Mihai Macovei, consiguió rehacerse con un try a su favor fabricado por Charlie Malie, jugador del Section Paloise del Top 14 galo. Culminó la jugada Sebastien Ascarat. Ambos cumplimentaron los mejores avances del XV del León que llegó al descanso con un esperanzador 13-5.

Vlaicu se mostró infalible en sus golpeos a palos

Pero contra un equipo como Rumanía, habitual de las citas mundialistas, ninguna ventaja infiere tranquilidad. Los Robles salieron en tromba en la segunda mitad y atizaron al equipo español con un ensayo de Poparlan y dos aciertos a palos de Vlaicu, quien mostró una inusitada seguridad con el viento a favor.

Hizo acto de presencia la lluvia, aunque de forma moderada, y el balón comenzó a resbalar entre los dedos de los españoles, que se dejaron llevar por el intercambio de golpes que propuso el combinado rumano.

A las puertas, otra vez

Ascarat puso la directa para asestar otro ensayo magistral, una carrera que refleja el esfuerzo del rugby español por actualizarse y estar a la altura de los tiempos. Con todo, en este largo trayecto Rumanía está unos metros por delante, una cumplida experiencia que le permite decidir este tipo de partidos ajustados. Se relamía el XV del León con el 18-15 a falta de veinte minutos. Saboreaba una victoria ante una selección a la que había ganado en 2012.

El sueño se quedó en esa fase y no se tradujo en realidad. Vlaicu, como un empalador, cortó la cabeza de la bestia alimentada por una grada que entendió el esfuerzo de los jugadores. El León volvió a derramar su sangre en la frontera de la victoria, que tampoco pudo traspasar frente a Rusia (22-20) y sucumbió por tres puntos que no niegan el crecimiento de un equipo que sigue yendo a más. Sangre de combate que rozó una sorpresa histórica que acabará llegando.