Una de las cosas que ofrece el periodismo es que no es necesario ejercerlo detrás de una pantalla. Y que te permite transmitir para que otros puedan sentir. He tenido la suerte de poder cubrir la Eurocopa de futbol sala en Belgrado (Serbia) y conocer más de cerca a un grupo de jugadores que dejaron las dudas con las que se les atizó encerradas en el olvido y concentraron sus energías en ganar. De una forma solvente, intensa y eficaz. De una forma tan elegante que ni siquiera respondieron a las malas palabras. Simplemente disfrutaron, porque no entienden la competitividad sin una pizca de felicidad. La pista también rió con ellos. Y le dio las gracias.

Una de las cosas que ofrece el periodismo es tratar con los protagonistas de primera mano, conocer sus sensaciones y transportarlas hacia el aficionado interesado. Se es los oídos, la boca y los ojos del seguidor, por lo que es preciso una técnica perfilada para precisar lo que uno observa. No se puede tratar como baladí ningún detalle, ni siquiera por qué Mario Rivillos, después de recibir un golpe en la zona lumbar durante la semifinal del campeonato contra Kazajstán, no se pudo entrenar el día antes de la gran final, pero que acabó incluido en el quinteto inicial gracias a que fue infiltrado con una faja. Lo que deriva en el sacrificio.

UEFA
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Una de las cosas que ofrece el periodismo es que hace desaparecer cortinas de humo y te muestra a las personas tal y como son, sin aditivos edulcoradas por rabias del primo-hermano del tío del portero del equipo tal. El timón de la selección española de fútbol sala, el cuerpo técnico de José Venancio López, con el bilbaíno a la cabeza, es una máquina casi infalible de eficiencia. Trabajan todos los aspectos y escenarios posibles para provocar esas situaciones que tienen dominadas. No esperan a que sucedan, hacen que sucedan. Y salen victoriosos, lo que da confianza al jugador y este piensa: "Venancio tenía razón. Hay que respetarle". Porque el seleccionador no es un tipo serio, sino concienciado. Y verle sonreír en la rueda de prensa posterior a la final contra Rusia, con el trofeo en el bolsillo, es una forma de conocerlo. Y en las distancias cortas, además, tiene clase.

Una de las cosas que te ofrece el periodismo es vivir anécdotas irrepetibles, marcadas en la memoria por siempre e imprevisibles en un principio, como encontrarte a tus espaldas que Miguelín, Rivillos y Álex desean coger el micro para interrogar a su propio entrenador y cuestionarle por su sufrimiento en la final, mientras es el balear el que alza la voz con las piernas espatarradas y con signos de complicidad. Y cómo es el míster, de nuevo con una sonrisa, el que responde: "¿Veis? Este es el ambiente que existe y el que explica por qué somos tan buenos. Por eso estamos donde estamos. Esa es el gran secreteo y el éxito de este grupo". La familia lo es todo.

UEFA
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Una de las cosas que ofrece el periodismo es corroborar informaciones. Si José Venancio López asegura que esta España fue el mejor equipo que ha entrenado nunca por el grupo que lo forman, no es por dorar la píldora a nadie, a pesar de que esta selección, en principio, estaba carente de los nombres tan brillantes de otras épocas. Uno paseaba por el hotel Crown Plaza de Belgrado, previo paso por un arco de seguridad, y veía a los internacionales entre risas y bromas, siempre juntos, con un buen ambiente palpable. Todos los jugadores que han concedido entrevistas en las últimas dos semanas siempre ensalzaban la idea de hacer grupo. La verdad es que nadie pudo reprocharle lo contrario.

Una de las cosas que ofrece el periodismo es conocer los secretos de la selección y reforzar la teoría de que el éxito está en la complicidad. Que haya un cani infiltrado en la concentración, que Mario Rivillos tenga un camaleón como mascota o que Álex use casi dos números más de zapatilla porque se siente más cómodo de esa forma (¿el secreto de sus vaselinas?). Y que además se rían sin atisbo de rencor, porque allí se respiró oxígeno sano.

Una de las cosas que te ofrece el periodismo es conocer otra familia.