Terminará 2016, comenzarán los balances de fin de año y, entonces, todos recordarán lo que pasó en Río, el posible aumento de la colección dorada de Usain Bolt y Shelly-Ann Fraser-Pryce o Mo Farah, la probable explosión del prodigioso sudafricano Wayde Van Niekerk, los imperiales David Rudisha y Allyson Félix, la dudosa participación de Rusia. Costará en diciembre retornar a lo que haya sucedido en Portland (Oregón, noroeste de Estados Unidos) durante los próximos cuatro días.

Y lo que sucede será el Mundial indoor de atletismo, penalizado no solo por el año olímpico, sino también por el inusual retraso en el calendario (normalmente se celebra dos semanas antes) y por la lejanía y el cambio horario (ocho horas de diferencia) que supone para las estrellas europeas. La cita universal de la pista cubierta parecerá más un encuentro de los anfitriones y sus 58 atletas contra el resto del mundo (148 países y 546 atletas), contra potencias tan adelgazadas como los 14 atletas germanos, los nueve franceses (y solo una mujer) o los cinco italianos. Más que todos ellos (15) ha mandado España, fiel a su política de puertas abiertas y favorecida por los apuros de la IAAF, que ha tenido que olvidar sus exigentes mínimas y salir a buscar atletas por el mundo para completar la participación.

Sobre la pista verde del Centro de Convenciones de Oregón, el primer Mundial en Estados Unidos tras el primero de Indianapolis 87, el primero con Rusia ausente por la suspensión de la IAAF después del informe de la Agencia Mundial Antidopaje que denunciaba un dopaje de Estado en el atletismo del país, se abre a las 03:05 de la madrugada del jueves al viernes con dos de las finales más potentes del cartel: La pértiga femenina con hasta cuatro atletas por encima de 4,90m y el primer oro local en el aire (Jenn Suhr, Sandi Morris, Ekaterini Stefanidi y Demi Payne) y la masculina con el joven canadiense Shawn Barber por encima de los seis metros desafiando el dominio de Renaud Lavillenie.

Nombres propios

El galo será uno de los nombres propios del Mundial junto a la etíope Genzebe Dibaba, inscrita solo en los 3.000 metros, pero por debajo del local Ashton Eaton, que busca revalidar el oro y superar su proprio récord del mundo de heptatlón de hace dos años en Sopot (Polonia). Tendrá a toda la grada detrás, porque Eaton nació en Bend, a tres horas de coche de Porland, siempre en Oregón, el estado de Eugene, de Steve Prefontaine, de Dick Fosbury, de Nike. Una tierra que apesta a atletismo.

Merece también atención la recta dentro del anillo, donde los jóvenes talentos estadounidenses Trayvon Bromell y Marvin Tracy desafían a los veteranos caribeños Kim Collins y Asafa Powell sobre los 60 metros, mientras la holandesa voladora Dafne Schippers se la volverá a jugar con todas las velocistas negras al filo de los siete segundos. En el peso masculino, la explosión invernal sitúa a seis lanzadores de todo el mundo por encima de los 21 metros, lo que anticipa una batalla de la generación de los 90 recién llegada al círculo.

A prueba la savia nueva igualmente en los saltos femeninos, con la maravillosa triplista venezolana Yulimar Rojas como favorita a los 20 años, y la australiana Brooke Stratton, 22 años y única por encima de los 7 metros en longitud este año. Más abiertas parecen las carreras: Ninguna mujer por debajo de los 51 segundos en 400 metros, los 2 minutos en 800m ni los 4 en 1.500 metros este invierno.

España, de nuevo con Beitia

Para España, el Mundial en pista cubierta, como hace dos años, vuelve a tener un solo nombre, el de Ruth Beitia, exigida por su historial y su marca (1,98m) en la final directa de altura del domingo (21:00), prueba en la que este año solo le ha superado el nuevo talento local Vashti Cunningham, un centímetro más que la cántabra el pasado fin de semana en la misma pista del Mundial y 18 años, la mitad que Beitia.

De la abrumadora mayoría masculina de la expedición (13 frente a Beitia y la triplista Peleteiro) destaca, por ilusionante, el heptatleta Jorge Ureña, con la mejor marca de los participantes del heptatlón este año pero con pesos pesados más allá de Eaton, como el checo Adam Helcelet, el ucraniano Oleksiy Kasyanov o el joven local Curtis Beach entorpeciendo su camino hacia el podio, que pasaría por repetir el récord de España (6.076 puntos).

En el pasillo del triple Pablo Torrijos no ha conseguido todavía repetir los 17 metros de hace un año, pero asegura que los siente en las piernas. De volar así en Portland todo sería posible en una final donde solo el chino Bin Dong (17,41m) parte destacado. Otras incógnitas residen en observar el regreso a la selección del joven Bruno Hortelano en los 60 metros y volver a tomar pulso a un debilitado mediofondo, enfrentado en Portland a una competencia suave con Manuel Olmedo y Marc Alcalá en los 1.500 metros y Álvaro de Arriba en los 800 metros como mejores nombres. El último llega con la cuarta marca de los participantes sin haber bajado de 1:46. Una prueba de la rareza de este campeonato, que estrenará final directa en todos los concursos, con cinco intentos para los ocho primeros en longitud, triple y peso y una última ronda solo para los cuatro mejores. Fórmulas para buscar la atención de un Mundial ensombrecido por los Juegos de Río.

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Sobre el autor
Ismael Pérez
25 años. Periodista. He cubierto los JJOO de Londres y Sochi para Somosolimpicos.com y los grandes campeonatos de atletismo desde 2011, en Praga y Ámsterdam como enviado especial. @Ismael_Prz