Si hay una prueba que representa el significado y la esencia de los Juegos Olímpicos, ésa es el pentatlón moderno. Disciplina cum laude en los Juegos Olímpicos celebrados en la Antigua Grecia debido a que exigía al ganador todas las virtudes de un buen guerrero, el pentatlón supone un homenaje a esos pioneros que vieron en el deporte un nexo de unión entre distintas culturas. El inventor de los Juegos Olímpicos modernos, Pierre de Coubertain, se percató de la necesidad de que esta disciplina tuviera lugar, por lo que implantó un aire de innovación. 

Escogió las pruebas atendiendo a las características que debía reunir un oficial de enlace del siglo XIX, ya que si era derribado de su cabeza, habría de manejar el arte de la espada, saber defenderse con armas de fuego, saber nadar para escapar por ríos y desplazarse campo a través con velocidad y resistencia. Es por ello por lo que la hípica, la esgrima, el tiro, la natación y el atletismo son las pruebas que conforman una disciplina simbólica donde las haya.

Pentatlón moderno como deporte Olímpico

Se incorporó al programa Olímpico en Estocolmo 1912 y desde ese momento ha sido una joya, una reliquia no solo a conservar, sino a revalorizar. El mundo ha cambiado mucho pero esta disciplina sigue reuniendo a seres humanos con capacidades físicas, tácticas y técnicas envidiables en cualquier época. Tiene más mérito aún el hecho de que desde los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, la competición se haya realizado en un mismo día, lo que exige a los deportistas de una frescura física y mental sin parangón. En Brasil, los pentatletas competirán dos días, aunque uno de ellos solo se practicará en esgrima y su repercusión será la de establecer un ránking de cara al resto de pruebas, y volverá a haber cinco disciplinas, ya que la carrera y el tiro se practicarán de manera conjunta, exclusivamente.

Pentatletas en Estocolmo 1912. Foto: todolimpiadas.com
Pentatletas en Estocolmo 1912. Foto: todolimpiadas.com

En 2009 se incorporó una combinación de la carrera a pie con el tiro con pistola

Pero no es oro todo lo que reluce. Los atletas que compiten en esta disciplina requieren de una inversión económica enorme, lo que reduce las posibilidades de que la participación sea global y disminuye las audiencias y la cobertura informativa sobre el mismo. Hubo reuniones decisivas en 2005 del Comité Olímpico Internacional (COI), en las que se debatió profundamente sobre el mantenimiento o supresión del pentatlón, apostando por la primera opción; la más romántica, la más bohemia.

Durante la primera mitad del siglo XX, los grandes dominadores de la disciplina fueron los suecos, tomando el relevo húngaros, soviéticos y rusos. Entre estos últimos destaca Anatoly Starostin como el atleta más joven en lograr una medalla en esta disciplina, consiguiéndolo a los 20 años en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. También un ruso protagonizó una de las anécdotas más sonrojantes en la historia del Olimpismo. Se produjo en Montreal 1976, al descubrirse que Boris Onishchenko había trucado la empuñadora de la espada con la que practicaba esgrima, introduciendo un botón que al apretarse, le daba un tocado.

Boris Onishchenko en Montreal 1976 con un árbitro. Foto: todoolimpiadas.com
Boris Onishchenko en Montreal 1976 con un árbitro. Foto: todoolimpiadas.com

Quince españoles han competido a lo largo de la historia, sin cosechar ninguna medallaLa repercusión del pentatlón moderno en el Olimpismo español es muy reducida, habiendo acudido tan solo quince deportistas a lo largo de la historia, de los que ninguno cosechó medalla y uno logró un diploma. El último en comparecer en una cita Olímpica fue Jaime López, en Pekín 2008, que quedó último pero rompió con una sequía de 16 años sin ningún representante español.

Jaime López en Pekín 2008. Foto: rtve.es
Jaime López en Pekín 2008. Foto: rtve.es

En Río de Janeiro 2016 no habrá ningún representante nacional en una disciplina que puede considerarse anacrónica o romántica, obsoleta o necesaria y exclusiva o integradora. Todo depende de cómo se mire, pero el COI abogó por su permanencia, por lo que Pierre de Coubertain podrá ver esta edición de los Juegos Olímpicos con la satisfacción de que su obra continúa legitimada.