Natural de Ponferrada, Lidia Valentín es sin lugar a dudas la mejor halterófila de la historia de España. Se ha hecho un hueco en la zona alta de la halterofilia mundial, pese a lo minoritario de este deporte en nuestro país.

Sus primeros JJOO fueron los de Pekín 2008, donde logró una muy meritoria quinta posición en la categoría de 75 kg, que es en la que ella participa. Logró levantar un total de 250 kg (115 kg en arrancada y 135 kg en dos tiempos).

En Londres 2012 superó su actuación de las olimpiadas anteriores quedando cuarta y levantando más peso aún, un total de 265 kg (120 kg en arrancada y 145 kg en dos tiempos) quedándose a tan sólo 4 kg del bronce.

Sus logros también se extienden por europeos y mundiales. En 2013 logró la medalla de bronce en el mundial de Wrocław. Y en europeos almacena 3 bronces (2007, 2009 y 2011), 3 platas (2008, 2012 y 2013) y dos oros (2014 y 2015).

Como se puede ver su progresión es incuestionable. Tan sólo una lesión sufrida en la zona dorsal el año pasado le frenó y la tuvo apartada de la competición. No obstante, Lidia Valentín, que tenía claro que su objetivo eran los JJOO, decidió no precipitarse para recuperarse completamente y poder estar al cien por cien en la cita olímpica.

La sombra del dopaje es alargada 

La halterofilia es un deporte muy castigado por el dopaje y ello hace que los honestos sufran es sus propias carnes las trampas de los ajenos. Esto es lo que le pasó a Lidia Valentín en los JJOO de Londres cuando una de las que le precedían en la clasificación dio positivo, fue la kazaja Svetlana Podovedova.

A falta de confirmación oficial, podrían otorgar a Lidia Valentín la medalla de bronce, sin embargo, la sensación es amarga, ya que probablemente un logro conseguido de esta manera tenga mucha menos repercusión. Y además, los emotivos momentos de subirse al podio, ver ondear la bandera de tu país o celebrar en el momento el logro conseguido, son placeres de los que se le ha privado a la berciana. Por eso, afronta el reto de Río con más ganas que nunca para tratar de seguir haciendo historia para nuestro país y quitarse el mal sabor de boca que por culpa de otros se le quedó en Londres.