España se pegó un festín en el esperado segundo jueves de Río. Tres medallas y otras dos aseguradas para las próximas horas el día señalado para despegar en el medallero para superar los Juegos de Londres, una quimera después de tantas medallas perdidas por los pelos, la epidemia que continuó hasta en la jornada de fiesta mayor: Sete Benavides no empujó su canoa durante el último metro y cedió un bronce que tenía ganado al brasileño Isaquias Queiroz, el canoista que aprendió de Cal; y las campeonas del mundo de vela Tamara Echegoyen y Berta Betanzos fallaron en todo lo que podían en la regata definitiva del 49er FX y se quedaron sin una de los tres metales que se repartían entre cuatro. Por si fuera poco, en el esperado triatlón sin Gómez Noya ocurrió lo que se temía. Los hermanos Brownlee salieron a machamartillo y acabaron en la bicicleta con las esperanzas del líder del Mundial Mario Mola, condenado solo al diploma gracias a la carrera a pie.

Necesitaba España el día perfecto para permitirse seguir soñando con las 18, reto prácticamente inalcanzable después de cerrar el día con una decena de preseas y otras dos que lo serán en las próximas horas y tendrán una marca histórica. Una Carolina Marín ciclónica se plantó en dos sets en la final de bádminton de este viernes con la firme convicción de ganar el oro. Gana de manera tan contundente que ya no sorprende a nadie, pero la onubense selló la primera medalla de la historia de este deporte, una alucinación hace cuatro años, cuando ganar un partido olímpico debía valorarse como toda una hazaña. 

Cruzó también un Rubicón la selección femenina de baloncesto, contundente ante Serbia, la campeona de Europa, en semifinales para pisar la primera final olímpica y asegurar la única medalla que le falla a los equipos españoles que están regularmente en los Juegos Olímpicos (los dos de baloncesto, balonmano, waterpolo y hockey). Las de Mondelo se las verán el sábado con Estados Unidos en la repetición de la final del último Mundial. Como entonces, se enfrentarán a una montaña casi imposible de escalar pero que deja en la base el gran sabor de una plata largamente soñada y que parecía escaparse tras la sanción a Sancho Lyttle.

Dos medallas aplazadas que se sumaron a los podios pisados este mismo jueves en las pruebas salvadoras, el piragüismo y el taekwondo. Saúl Craviotto y Cristian Toro compensaron el disgusto de Benavides con toda una victoria en K2 200m. El catalán se colgó así la tercera medalla olímpica de su carrera en tres Juegos consecutivos. Como Joan Llaneras, Gervasio Deferr, Luis Doreste, Theresa Zabell o Rafa Nadal. Comparte con algunos el colmillo de la competitividad en la cita decisiva. Por eso unió su experiencia a la fuerza de la juventud de Toro, una dupla creada en noviembre para arrasar en el preolímpico de mayo y acabar también con todas las parejas de kayak, a las que de nada les sirvió haber paleado juntas durante años a la hora de enfrentarse al barco español.

Tres de los cinco oros de España hasta ahora han llegado en piragua, pero pudieron haberlo hecho a patadas, porque el taekwondo volvió a responder como deporte puntero del deporte español. Sin poder igualar las tres medallas de Londres, respondió con una plata, un bronce, y un quinto puesto producto de una medalla perdida el miércoles en el desempate. En el día de los dos cracks, la subcampeona del mundo Eva Calvo triunfó con suspense sobre un cuadro difícil, en el que derrotó a las dos taekwondistas que se colgarían el bronce, y solo cedió ante su archirrival Jade Jones. Joel González acabó ganando. Era el bronce, porque antes solo había perdido con el sorprendente jordano que se hizo con el oro. A eso le debió saber al catalán su segunda medalla olímpica después de un ciclo olímpico en el que se ha enfrentado a un nuevo peso y, sobre todo, a lesiones que le han cortado su preparación hasta los últimos meses.

Y mientras España despegaba en varios escenarios, en el estadio lo hacía Usain Bolt para los últimos 200 metros de un gran campeonato de su carrera, o eso explicó después. Ganó, por supuesto, su tercer oro consecutivo en la prueba, el octavo total, pero se reconoció "viejo" al no poder firmar una gran marca en la última recta. Asumidas sus limitaciones, su obsesión es ser recordado como el más grande. Para quien dude, quiere cerrar su carrera olímpica este viernes con una novena victoria en el relevo 4x100m, donde encontrarán la oposición de Estados Unidos. La gran potencia del deporte llegó este jueves a las 100 medallas en Río con otras cuatro victorias en la pista.