Tres Juegos, cuatro pruebas, cuatro podios. Saul Craviotto, el hombre de las tres 'pes', piragüista, policía y padre, ilerdense de 31 años, no falla en la cita olímpica. Después del oro, su segundo dorado olímpico, con el K2 200m junto a Cristian Toro, la prueba que más había preparado, encontró metal en la prueba individual, en la que ya fue subcampeón en Londres.

“He salido muy mal, he fallado en la salida, pero he sacado fuerzas”, explicó después a Onda Cero Craviotto para resumir una final en la que no llegó al podio hasta el último de los 200 metros. Una remontada construida a golpe de calidad y raza competitiva, la que tan alto le ha llevado, que encontró un premio ajustadísimo. Después de 35 segundos y 662 milésimas el ilerdense y el alemán Ronald Rauhe empataron por el bronce.

Para Craviotto el bronce, único metal que faltaba en su carrera, supuso un extra en una prueba en la que no tenía grandes aspiraciones. Esperaba estar entre los cinco mejores, explicó después, y en su paleó terminó superando al letón Aleksejs Rumjancevs y al italiano Manfredi Rizza. El oro, otro más, viajó hasta Gran Bretaña. Liam Heath, víctima de Craviotto en la prueba individual en Londres (bronce tras él) y en Río en el K2 (plata) no dejó pasar la oportunidad que le brindó el español al centrarse en su segunda prueba y venció por delante del francés Maxime Beaumont.

Craviotto aprovechó en la final su intensa preparación con su entrenador Miguel García en Trasona (Asturias) para el barco doble y la rabia que sintió hace un año en Milán, cuando en el Mundial ni siquiera entró en la final en la prueba en la que subió al podio, también al tercer cajón, en 2013 y 2014. Se vio otra vez abocado al Preolímpico para llegar a Río con los dos barcos. “A veces los palos son buenos, te dan un aviso”, reconoce el ilerdense, más intenso este año.

El policía cambió físicamente para los Juegos de Londres. Ganó 10 kilos de músculo y se acercó a los 100 para bajar de distancia, de los 500 a los 200m para adaptarse al programa olímpico, un camino que ahora ya tenía recorrido. Sus éxitos obligan a compararlo con David Cal, con una medalla más pero un oro menos. Craviotto dice deber al gallego parte de sus éxitos.

Él les hizo creer tras su victoria en la canoa de Atenas. Así se explica solo una parte de los éxitos del piragüismo en Río. Como Cal, Craviotto comparte el amor y el oportunismo olímpico. Cada cuatro años afina y gana en el momento definitivo, independientemente de cómo haya funcionado el ciclo olímpico.

5º lugar para el K4

El brillante paso, una vez más, del piragüismo español por unos Juegos (dos oros, un bronce y tres diplomas de seis barcos en sprint) se cerró con el quinto puesto del K4 1.000m, igualando la última actuación en Atlanta 96. El asturiano Javier Hernanz, los pontevedreses Rodrigo Germade y Óscar carrera y el guipuzcoano Íñigo Peña reconocieron un error de estrategia. Detectaron que el viento soplaba en contra en la final y decidieron resguardarse atrás, en la séptima plaza, y esperar a que la lucha contra Eolo acabara pesando a los primeros.

Eso no ocurrió con los alemanes, superiores de principio a fin, después de incluir en el barco a los campeones del K2 Marcus Gross y Max Rendschmidt, respecto al último Mundial. Llegaron tres minutos y dos segundos, tres antes que eslovacos y checos. Los españoles aumentaron la frecuencia de paleo y avanzaron más rápido que nadie por los últimos 250 metros. Pasaron del 7º al 5º puesto y por poco no adelantaron a Australia (3.06.731 frente a 3.06.768), pero el bronce ya estaba a segundo y medio.

Su diploma mantiene el nivel mostrado hace un año en Idroscalo (6º) pero amarga a una embarcación que lleva trabajando junta durante todo el ciclo olímpico con grandes resultados. En 2014 solo la rotura de una varilla que ancla el timón en el último tramo de la prueba les impidió ganar el oro Mundial en Moscú, una victoria que aseguraba una beca de 130.000 euros en los siguientes dos años para cada uno, que les habría permitido preparar Río con más comodidad. Han luchado contra la Federación para mantener la misma composición del barco hasta los Juegos, donde ha llegado por tercera vez el K4 sin poder escalar hasta el podio. La plata de Esteban, López, Menéndez y Ramos en Montreal 76 continuará cuatro años más sin compañía.