Es uno de los eventos deportivos más importantes del panorama mundial, erigiéndose en la competición que más seguimiento recibe después de los Juegos Olímpicos y los Mundiales de fútbol. El rugby sigue su expansión por todo el planeta, convirtiéndose en un deporte bien visto socialmente por la honradez que lleva aparejada y despertando cada vez más pasiones en países con poca tradición. Es por ello por lo que resulta realmente jugoso albergar este evento.

Prolifera la alternancia entre hemisferio sur y norte en la organización de mundiales

Nueva Zelanda en 2011, Reino Unido en 2015 y Japón en 2019. Se observa una clara mutación continental en cada mundial por lo que en 2023 el oval habrá de volver a Europa o trasladarse a África. Así se observa en las candidaturas que optan a la organización del evento, existiendo tres europeas y una africana. Todas ellas han tenido que presentar un dossier en el que se cumplan los requisitos de la World Rugby en cuanto a infraestructuras, estadios, potencial comercial, audiencias televisivas, etc.

Francia ya tiene experiencia en la organización de un evento de este calibre, al haberlo hecho en 2007, mientras que Irlanda acogió algunos partidos en 1991 y 1999. Italia carece de experiencia y el retroceso de su nivel de rugby en los últimos años puede hacer ver el Mundial como una oportunidad para dar un nuevo salto cualitativo. En lo que concierne a Sudáfrica, tienen experiencia al haber organizado el Mundial de 1995 en el que ellos mismos ganaron con una alta carga simbólica por dejar atrás el apartheid con un equipo cohesionado. Sin embargo, el gobierno sudafricano se ha opuesto abiertamente a esta candidatura.