Hay un debate que siempre está al aire en el mundo del fútbol americano, bueno, prácticamente en cualquier deporte: ¿Quién es el mejor jugador de la liga?

El MVP es un premio al reconocimiento al mejor jugador, que no siempre es tan fácil distinguirlo entre tanto talento. Sobre todo cuando se trata de deportes en equipo, donde las victorias se deben repartir entre varios miembros.

En la NFL es más fácil porque ninguna posición es más importante que la del quarterback. El debate siempre suele estar entre varios, en el caso de esta temporada, Carson Wentz y como siempre, Tom Brady.

David contra Goliath

Nos gustan las sorpresas. Nos gusta que nos sorprendan y cuando lo hacen, lo valoramos mucho más. Valoramos los jugadores que pasan de una mala carrera a una temporada que logra llevar a su equipo a la Super Bowl (Matt Ryan), o un entrenador que consigue por primera vez que su equipo pase de 6-10 a 10-6 (Shaun McVay). 

Tom Brady lleva diecisiete temporadas en la liga, y prácticamente casi todas (exceptuando su primer año tras la sombra de Bledsoe en 2001 y su lesión en 2008) está en la discusión del mejor jugador. Por su veteranía y su calidad damos por hecho que Brady está obligado a hacer cosas casi imposibles y por eso no tenemos la misma consideración hacia el como a otros quarterbacks, en este caso Carson Wentz.

La hegemonía Patriots se ha consolidado en la última década, tanto que cuando no consiguen llegar a la final se considera una decepción. Por este motivo, los Philadelphia Eagles y Carson Wentz gozan de tanto amor por parte de los amantes del fútbol americano: se presentan como claros contendientes para terminar la hegemonía de los de Nueva Inglaterra. 

Tom Brady vs la Wentzmanía

Existe una ecuación para otorgar el premio del MVP. Se debe entregar al mejor jugador del mejor equipo. Las estadísticas de Wentz son muy buenas, (número uno en Tercer Downs completados, en yardas por intento y líder en pases de touchdowns) y los Philadelphia Eagles poseen el mejor récord de la liga  (8-1). 

Con ese historial, se puede entender porqué se merece el MVP. Sin embargo, existe la -extraña- sensación de que su mayor aval para ganarlo es la Wentzmanía, que con cada partido se va extendiendo más.

Por su parte y objetivamente, Brady tiene mejores estadísticas. De los QB en activo, Brady es el líder en Yardas por intentos (38.1), Yardas de pase (3.146), Media de Yardas (8.3), Yardas Ganadas (314.6),  Ratio TD/INT (22-2), 1er Downs (156), Porcentaje de 1er Downs (41.1%) y por supuesto, el QB Rating con una puntuación de 110.9.

Desde la temporada 2016 hasta ahora, Brady lleva tan sólo 4 intercepciones y 50 Touchdowns.

Brillando entre tanta oscuridad

La dificultad de Tom para brillar en los Patriots de esta temporada es mucho mayor que la de Wentz en los Eagles, y estas son algunas de las razones:

Una defensa histórica. En los primeros cuatro partidos de la temporada, la defensa de Nueva Inglaterra permitió un número histórico de yardas ya que ningún equipo había conseguido regalar tantas yardas como ellos en tan pocos partidos. Y aún así, y con esa defensa tan mala, Tom Brady consiguió las victorias compensando con su ofensiva.

Presión desde el banquillo. Wentz no ha sufrido lo que ha sufrido TB12 esta temporada. No vamos a tener en cuenta la presión constante que ya sufre por ser uno de los mejores jugadores de la historia y tener que estar a la altura de tal estatus, sino que la temporada 2017/18 está siendo especialmente atosigadora para Tom Brady. 

A veces da la sensación que podrían coger a una persona del parking antes de un partido, vestirle de uniforme y aún así, Brady se las apañaría para conseguir algún par de touchdowns.

Con sus 40 años y la mirada clavada de Bill Belichick, todo el mundo estaba esperando a que su rendimiento bajara lo más mínimo, para así poder poner fin a su legado y justificar la entrada de Jimmy Garoppolo. Finalmente, Brady no solo demostró que para él la edad es tan sólo un número sino que se encuentra mejor que nunca, ganando el pulso a Garoppolo obligando a probar suerte en San Francisco.

Problemas en la plantilla de receptores. El equipo ya no es el mismo que aquél que gano la Super Bowl LI, pero eso tampoco ha parecido importarle:

Ha perdido a su receptor favorito, Julian Edelman, de toda su carrera (más incluso que Wes Welker). La química y seguridad que le ofrecía Edelman se ha ido. Rob Gronkowski ha estado intermitente entrando y saliendo del campo; Malcolm Mitchell, el que fuera un factor importantísimo hacia el rumbo para la Super Bowl ha estado desaparecido toda la temporada; Dwayne Allen, la gran adquisición de este verano, ha resultado ser un fiasco consiguiendo tan solo un touchdown; Danny Amendola, se encuentra luchando frente varias lesiones y ahora Chris Hogan puede que se pierda algunos partidos con su lesión del hombro y por último Phillip Dorsett, aún no ha encontrado su sitio en el equipo. 

Sin embargo, esto no ha parecido importar al hall of famer ya que ha sabido encontrar nuevos receptores e incluirlos en su sistema ofensivo. Brandin Cooks está siendo una auténtica sensación y desde hace 3 partidos, Rex Burkhead está convirtiendo en su receptor favorito. Burkhead, un runningback... A veces da la sensación que podrían coger a una persona del parking antes de un partido, vestirle de uniforme y aún así, Brady se las apañaría para conseguir algún par de touchdowns.

La sombra de Bil Bellichick

El principal rival de Brady no es Wentz, sino irónicamente, su entrenador Bil Bellichick. Tener el mejor entrenador de la liga tiene sus ventajas pero también perjudica el legado del quarterback ya que tiene que compartir este mérito con él. El mérito de que la peor defensa se haya olvidado se debe al poder que ejerce Bill Belichick y su capacidad de entrenar a sus jugadores, logrando que en los últimos cuatro partidos no hayan permitido más de 17 puntos por partido. 

Los buenos entrenadores no ganan partidos, así lo han demostrado los San Francisco 49ers, que esperaban victorias esta temporada tras el fichaje de Kyle Shanahan.

 El mérito de que la peor defensa se haya olvidado se debe al poder que ejerce Bill Belichick y su capacidad de entrenar a sus jugadores, logrando que en los últimos cuatro partidos no hayan permitido más de 17 puntos por partido. 

Amor y odio hacia Brady

Brady no goza el mismo amor que Wentz, eso está claro. Puede que sea el más querido pero también le ha costado ser el más odiado. El deflategate tampoco le ha ayudado a su causa. Un caso que todavía hoy escapa del entendimiento de muchos:

El equipo contrario contrata a un científico (que resulta no serlo) y encuentran balones de los Patriots ligeramente desinflados (al igual que un par de los Colts) y un jurado absuelve el caso por ser una "tontería" y aún así la NFL termina por sancionarlo con cuatro partidos. (Roger Goodell y su legado, siempre tan discutible)

Estar en la site perjudica claramente la causa para ser el MVP cada año. Una vez en la cima solo queda defenderte de quienes intentan subirla ya que no quedan más montañas por escalar. Tras su última actuación en la final ante los Falcons, Brady se ha elevado. (Y algunas remontadas más esta temporada, como la protagonizada frente a los Texans).

No deberíamos intentar equilibrar la magia del fútbol apoyando a segundo mejor jugador de la liga, tenemos que leer las estadísticas y el juego siempre con dos perspectivas. Sino estaríamos faltando el rigor del premio (jugador MÁS valioso) y además, estaríamos alimentando a Brady para que demostrara una vez más por qué él es el mejor. Como amante de la NFL, está última razón es muy tentadora.