Una de las noticias de la temporada saltó este domingo en la NFL. Varios equipos de la liga han señalado una posible infracción de los Green Bay Packers a la hora de volver a incluir a Aaron Rodgers en la Injured Reserve.

La regla en concreto dice que un jugador tiene que sufrir una nueva lesión de al menos seis semanas de recuperación estimada para poder ser mandado de nuevo a la Injured Reserve. Si no es el caso, el equipo estaría obligado a cortar al jugador una vez se recupere.

Tras recibir el alta y volver a la plantilla de 53, Aaron Rodgers jugó el partido de la semana 15 contra los Carolina Panthers, en el que se notó su bajo estado de forma tras la fractura de clavícula sufrida contra los Minnesota Vikings en la semana 6.

Al perder ese partido, sumado a la victoria de los Atlanta Falcons el lunes, las opciones para clasificarse a postemporada de los de Wisconsin se esfumaron. Ese hecho marcó la decisión del front office de volver a meter a Aaron Rodgers en la plantilla de lesionados y jugar los dos últimos partidos con Brett Hundley, pues consideraron innecesario poner en peligro a Rodgers en partidos intrascendentes, evitando una posible recaída que metería en serios problemas a los Packers.

El problema es que el quarterback no parece que sufriera ninguna nueva lesión en el partido ante Carolina, lo que siguiendo la regla al pie de la letra conllevaría cortarle obligatoriamente. Sin embargo, eso es muy difícil que ocurra y algo realmente inimaginable, aunque la queja de los equipos está ahí y tendrá que ser valorada por la NFL.

La liga deberá discernir si Rodgers jugó lesionado o si estaba ya recuperado, y si encuentran alguna evidencia que demuestre la infracción, podríamos estar ante una de las noticias del año: Aaron Rodgers en la agencia libre.