New Orleans Saints se ha basado durante muchos años en el brazo de cañón que tiene Drew Brees, sin ayudarle desde el juego de la carrera y con más de cinco mil yardas de pase al año. Por eso la llegada de Kamara y la explosión definitiva de Ingram han permitido que actualmente el equipo haya dado un salto cualitativo que les ha permitido ganar la NFC South, algo que no se esperaba en las primeras semanas de competición.

Y es que en un primer momento el monstruo de dos cabezas era en realidad de tres con la llegada de Adrian Peterson pero el futuro Hall of Famer no cuajó. Su edad, su necesidad de muchos snaps y su carácter hicieron imposible que compartiese juego con un rookie como Kamara y un jugador que hasta el año pasado no había destacado como Ingram. La decisión de Payton fue tajante y Peterson desapareció, dejando todo en manos de los dos.

Y los dos RB no han defraudado, mientras que Ingram juega de una forma más tradicional es Kamara el que ha sorprendido a toda la NFL por su capacidad para jugar como receptor, provocando constantes fallos de marca que le han convertido en uno de los mayores candidatos a ganar el OROY. Sus números le respaldan, con 6,1 yardas de media por carrera  tiene la mejor marca de la liga por intento y a pesar de sus 120 intentos (mucho menos que la mayoría) también ha logrado ocho touchdowns, siendo el sexto jugador que más ha conseguido corriendo.

Pero si esos números de RB ya serían de por sí extraordinarios y dignos de elogio, sus números de recepción son aún mejor. 826 yardas le sitúan como el vigésimo noveno mejor de toda la liga, siendo el primero entre los no receptores puros (TE y WR), más de diez yardas por recepción, un 81% de catches en pases que iban dirigidos a él y la sensación de que es imparable. En total la suma es de 1554 yardas, lo cual solo le deja por detrás de Gurley, Bell, Hunt, McCooy y Melvin Gordon, algo increíble si pensamos que solo Bell está en un equipo donde otro jugador ha alcanzado las 1500 yardas (Antonio Brown).

Por otro lado Mark Ingram tiene una carrera cuanto menos distinta a lo esperable. Los RB suelen tener carreras más cortas de la media y a medida que pasan los años peores debido a la necesidad de ser muy explosivos, pero este no es el caso del jugador de séptimo año. Tras no alcanzar en sus cinco primeras temporadas las mil yardas lleva ya dos años consiguiéndolo, siendo este su mejor año con 1124 yardas (el quinto de toda la NFL) y una media de 4,9 yardas por carrera que le sitúan en el cuarto puesto, empatado con Kareem Hunt por el mismo.

Pero la importancia de ambos se muestra en las derrotas de los Saints. Sin incluir su decepcionante último partido frente a los Buccaneers, de las cuatro derrotas que han sufrido, tres han sido por culpa de los RB o para ser concretos de la situación de los mismos. Frente a Vikings y Patriots la situación con Peterson provocó que recibiesen menos snaps mientras que frente a los Falcons la lesión de Kamara en el primer drive del partido dejó al equipo muy tocado.

Todo sumado a Drew Brees y la defensa con Lattimore es muy probable que el equipo de Louisiana haya vuelto a ser uno de los favoritos para volver a levantar el trofeo Lombardi en Minnesota dentro de solo un mes.

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