Pittsburgh Penguins y Chicago Blackhawks parecen ser las últimas víctimas del estricto límite salarial que rige la NHL, sus manager generales, Jim Rutherford y Stan Bowman, han tratado de ralentizar el proceso, pero primero los de Illinois y luego los de Pensilvania, parecen destinados a ceder sus puestos como favoritos a la Stanley Cup para 2018. 

Pittsburgh o el triplete imposible

Los Penguins consiguieron en 2017 lo que ningún otro equipo fue capaz de conseguir desde que se estableció el actual sistema de límite salarial en 2005, repetir triunfo, así que Jim Rutherford decidió apostar por el aún más imposible, tres Stanley Cup consecutivas tras el límite salarial.

Y a priori parecía una misión alcanzable, Kris Letang se recuperaba de su lesión, que le hizo perderse toda la postemporada y se unía al núcleo duro de jugadores de la franquicia, Sidney Crosby, Evgeni Malkin y Phil Kessel. Pero el defensa no ha estado hasta ahora en su nivel habitual y otros puntales del equipo como Crosby o el portero Matt Murray tampoco.

Cuándo en un equipo de élite las estrellas no están a tope, es el momento de los escuderos, y es cuándo los pingüinos están echando en falta a Nick Bonino, Ron Hainsey o Chris Kunitz.

Ya en Diciembre de 2015, antes de la primera Stanley Cup de este ciclo, el equipo se encontraba en una situación en la clasificación muy parecida a la actual, entonces, el despido de Mike Johnston y la llegada de Mike Sullivan, dotó al equipo de una confianza en si mismo que le llevó al campeonato. Dos años y dos campeonatos después con el carácter campeón insuflado con las victorias, la confianza no es el problema, toca a Sullivan y a la gerencia del equipo volver a dar con la tecla que evite una temporada frustrante y que certifique un final de ciclo.

El quiero y no puedo de Chicago

No tenemos la máquina del pasado alternativo para ver que hubiera ocurrido con unos Chicago Blackhawks que no hubiesen estado restringidos por el límite salarial, pero no sería difícil imaginar que en el techo del United Center, colgarían otros banderines de campeón junto a los de 2010, 2013 y 2015. 

Jonathan Toews y Patrick Kane, han sido los estandartes de este equipo campeón y obviamente tras superar sus contratos de entrada en la liga, sus nuevos contratos debían estar a la altura de las súper estrellas en que se convirtieron, eso combinado con el límite salarial, ha hecho que muchos de los jugadores que forman la clase media, esos escuderos que le dan soporte al equipo y le dan profundidad de juego, hayan sido esquilmadas constantemente al alcanzar esos jugadores un mejor estatus que exigía una subida de sueldo que no se podía afrontar.

Chicago necesita a los mejores Toews y Kane para repetir esta imagen Foto: Nam Y. Huh/AP Photo
Chicago necesita a los mejores Toews y Kane para repetir esta imagen Foto: Nam Y. Huh/AP Photo

Tras la triste eliminación en primera ronda en los Playoffs de 2017, Stan Bowman emprendió una reforma del equipo más amplia que otros años, que afectó tanto a personal técnico como a jugadores, y un muy buen inicio de temporada parecía darle la razón. Pero con el paso de los partidos la clasificación para Playoffs parece haber pasado de ser algo por sentado a un objetivo a luchar hasta el último aliento.

Joel Quenneville se está enfrentando a muchas vías de agua en el casco de la nave de Chicago, Jonathan Toews que sigue siendo un excelente jugador, pero parece haber perdido el toque de estrella, las lesiones de Corey Crawford que ya no cuenta con Scott Darling en la recámara para cubrirle los problemas con los equipos especiales que desde la temporada pasada no rinden lo que deberían para optar a ser campeones, la falta de puntos, tanto goles y asistencias desde la defensa.

Coach Q, no tiene nada que demostrar en el mundo del hockey, pero parecen demasiadas reparaciones a efectuar, para devolver a los Blackhawks a lo más alto.

Heridos pero no muertos

El pronóstico en este punto no es nada halagüeño para ninguno de los dos equipos, pero aunque fuera de Playoffs, están a una distancia más que abordable para alcanzarlos, y no hay que olvidar, que una vez que se está entre los 16 elegidos, todo lo jugado y luchado hasta la primera semana de Abril, solo sirve para rellenar los libros de estadísticas.