Stevens, Daneyko, Niedermayer, Brodeur... Hasta ahora las leyendas cuyos jerseys colgaban del cielo del Prudential Center. Tres defensas y el más grande portero de la historia de la NHL, aquellos que hicieron de la franquicia de 'la roca' el más claro ejemplo de que las defensas ganan campeonatos, tres para ser exactos. Todos ellos bajo la dirección del arquitecto Lou Lamoriello, cuyo final en New Jersey no resultó ser un final feliz.

Pero algo faltaba entre esos clásicos de los años 90 y 2000, alguien tenia que ostentar récords ofensivos en el equipo. Algún patinador que fuera el número uno en los apartados anotadores. Puntos, goles y asistencias totales en temporada regular y también en playoffs, goles ganadores, hat-tricks, puntos en una sola temporada... Pues no haría falta perderse en diferentes nombres, ya que todos esos récords son propiedad de un solo hombre en New Jersey, de un solo número: el '26' de Patrik Elias.

Elias, nacido en Trebic (Checoslovaquia) hace casi 42 años y formado, como no, en el Kladno, dio el salto a Norteamérica en el Draft de 1994 seleccionado por New Jersey en segunda ronda, pasando los primeros años en su filial en la capital neoyorquina de Albany. Desde allí vio ganar la primera Stanley Cup de la franquicia en 1995, quizás sin imaginar siquiera que él mismo formaría parte de esas líneas para lograr dos títulos más en el 2000 (con su famoso gol en la prorroga del séptimo partido de la final del Este ante los Flyers) y en el 2003.

Quizás, aún menos, soñó con lo que ocurriría este pasado sábado 24 de febrero en Newark, con una ceremonia que acabo por hacer llorar a un Patrik en la que él mismo prometió que se mantendría frío cual roca días antes en alguna de las múltiples entrevistas y reportajes que concedió. Un Patrik Elias que tras el lockout total del 2005, donde jugó en la liga rusa, fue diagnosticado con una grave Hepatitis 'A' que le hizo perderse la mitad de la temporada NHL 2005-2006. Una enfermedad que muchos temieron acabara con su carrera en el más alto nivel e incluso con su vida normal, pero que superó con determinación y de una forma rápida para volver a ser el que era terminando de apuntalar su leyenda en los 2010 y retirándose definitivamente en el 2016 con todos los records mencionados anteriormente.

Rodeado de los otros cuatro mitos que ejercieron de padrinos, su familia y amigos, y sus muchos compañeros de vestuario en aquellos años que también estuvieron presentes, con mención especial a Petr Sykora y Jason Arnott que formaron con él la llamada 'Línea A', Patrik Elias asistió a la propia cumbre de su grandeza, al momento que todo deportista de las ligas americanas sueña con llegar algún día; La retirada de su dorsal.

Tras su discurso, con momentos tanto emotivos como de humor, 'Patty', acompañado de su esposa y sus dos hijas de las que dijo que "todo Diablo necesita un par de ángeles", se dirigió al último extremo de la alfombra sobre el hielo, como alegoría del final de una historia de ensueño, para contemplar junto a ellas como el banner con su nombre y número se alzaba lentamente a lo más alto del Prudential Center, nuevamente con los ojos en lágrimas pero con la enorme satisfacción de un legado que inspirará a miles de niños en República Checa a tratar de seguir sus pasos. A partir de ahora, Elias y su familia podrán comprobarlo desde los cuatro asientos personalizados con el '26' que los Devils les han reservado de por vida en su arena.

Larga vida al '26'.