Uno de los puntales fundamentales para cualquier equipo que aspire a la Stanley Cup es tener su portería bien guardada. Tres equipos entraban en la postemporada con la seguridad de que tenían ese deber hecho, Winnipeg Jets, Nashville Predators y Tampa Bay Lightning tenían a sus porteros titulares como candidatos al Trofeo Vezina, el mejor portero en la liga regular votado por los 31 manager generales de la liga. Sin embargo a partir del próximo lunes, debajo de los tubos no estarán ni Connor Hellebuyck ni Pekka Rinne o Andrei Vasilevskiy si no Marc-André Fleury y Brayden Holtby.

El exigente mundo de los playoff

No cabe duda de que los tres candidatos al Trofeo Vezina se lo han ganado a pulso, más de cuarenta victorias para cada uno, con un 0,92 de efectividad y ocho cerrojazos para el finlandés y el ruso y seis porterías a cero para el canadiense. Son números de sobresaliente para todos ellos.

Foto NHL.com
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Pero los playoff son otra forma de jugar a hockey sobre hielo, para un portero bajar un punto de efectividad puede significar la diferencia entre ganar o entregar el partido al rival, partido que puede hacer ganar o perder la serie. Fortaleza psicológica y fortaleza física, las dos combinadas convierten a ese hombre, al único miembro del equipo que permanece prácticamente los sesenta minutos, o más si hay prórroga en el hielo, en la diferencia entre el éxito y el fracaso.

La NHL es la élite del hockey, y estos hombres forman parte de la que incluso podríamos llamar aristocracia dentro de esa élite, pero llegando desde atrás Fleury y Holtby se han colocado en la final y puede que la clave haya estado en su número de partidos en la primera fase de la temporada que les ha hecho llegar más frescos a la parte decisiva. Han jugado menos partidos que sus rivales,  entre diez y quince noches menos que les han podido permitir estar una marcha por encima de sus colegas en la portería de enfrente.

De cara a la final, Fleury llega con 15 partidos a sus espaldas frente a los 18 de Holtby, a partir del lunes se podrá observar si este factor físico sigue marcando su influencia en el devenir de la final, es hora de hablar en el hielo.

¿Cambio de esquemas en las porterías?

La velocidad es el nuevo mantra del hockey sobre hielo, los jugadores rápidos sobre sus patines son el objetivo de los ojeadores y los directivos de los equipos, y este cambio en los patinadores ha provocado también cambios en los porteros.

Se ha incrementado el número de tiros por partido y con ello el número de intervenciones por parte de los guardametas, una suma de esfuerzos que puede acabar pesando en la fase decisiva. En los dos últimos años Pittsburgh Penguins con el tándem Fleury-Murray consiguió por primera vez en la era del límite salarial ganar dos campeonatos de modo consecutivo. Este año también tenemos en los finalistas dos porteros que han quedado lejos del esquema tradicional de 60 partidos para el titular y 20 para el suplente, ¿pero eso será suficiente para cambiar la manera de plantear el trabajo de los porteros titulares?

Vasilevskiy a principios de Marzo admitió fatiga física y mental, Hellebuyck también mostró cansancio en esa fase crucial ante lo cual Paul Maurice, entrenador de los Jets declaró a The Star, que la fatiga es un hecho que debe afrontar cualquier portero titular. Que hay que asumir que nadie tiene la capacidad de jugar fresco 65 noches cada temporada y que hay que saber como jugar cuándo no se está al cien por cien. 

El duo Fleury-Murray uno de los puntales de los Penguins bicampeones. Foto Sportsjpurnal.ca
El duo Fleury-Murray uno de los puntales de los Penguins bicampeones. Foto Sportsjournal.ca

Pero la cosa no es tan sencilla, el esquema ideal sobre el papel de un reparto menos descompensado entre los porteros del equipo, tiene inconvenientes deportivos y por supuesto económicos.

Desde el punto de vista deportivo, manejar los egos y la confianza en un puesto tan especial como el de portero, se convierte en un nuevo quebradero de cabeza para el entrenador. También un portero que se siente titular tiene un plus de confianza que saca lo mejor de él y obviamente, con el nivel de exigencia de la liga, restar al equipo un solo gramo de talento puede significar la diferencia entre jugar playoffs o vaciar las taquillas a principios de abril.

Lo que nos lleva al apartado económico, mantener dos porteros de nivel en plantilla exige un esfuerzo económico, el talento cuesta dinero y con los salarios limitados el número de jugadores estrella que se pueden mantener en la plantilla también lo es, y la portería es una posición muy específica como para dedicarle recursos extra. Las paradas encienden al público, pero los goles lo hacen aún más.

Héroes en la sombra

Philipp Grubauer y Maxim Lagace verán la final desde el banquillo, los primeros abrazos y saludos dependiendo del ganador de la final irán para Fleury o Holtby, pero una parte del mérito de su actuación que habrá llevado a sus franquicias a la primera Stanley Cup de su historia, será suyo, y nadie podrá decir que sus nombres quedarán grabados en la copa solo porque son miembros del equipo. Pasarán desapercibidos para muchos, pero no para todos.