Después de tres años haciendo un lamentable papel en la liga, ya era hora de que la directiva de los Sabres volviera a inyectar ilusión a sus aficionados. Y es que su director general, Jason Botterill, se ha ocupado de que esta vez sí, Búfalo tenga un equipo competitivo en todas sus líneas. Muchas caras nuevas en la plantilla de esta temporada, y además con mucha calidad sobre el hielo.

A jugadores importantísimos y con mucho peso dentro del equipo como Eichel, Pominville y Okposo, se le han unido jugadores jóvenes y de una proyección tremenda como Dahlin o Mittelstadt, y también jugadores de sobra contrastados en la liga como Jeff Skinner o Carter Hutton.

El tope salarial a escena

La llegada de todos estos jugadores, más el haber podido mantener a otros conlleva como es lógico poner en riesgo el tope salarial. Si repasamos el monto total de la valía de la plantilla de los Sabres, la cifra asciende a casi 77 millones de dólares, dejando el tope para esta temporada en 2,8 millones.

Si no nos paramos a analizar estos números, está claro que llegamos a la conclusión de que es una plantilla cara, pero lo cierto es que si es cara o no, todo dependerá de los resultados que el equipo obtenga allá por el mes de mayo.

Los números

Analizando los números, se puede entender que Botterill tiene muy bien atada su estrategia económica. Cierto es, que hay contratos elevados en el equipo, como el de Jack Eichel cuyas cifras son de 10 millones por temporada hasta el año 2025/26, o el de Kyle Okposo que tiene un contrato de 6 millones hasta la temporada 2022/23.  También tienen contratos elevados jugadores como Rasmus Ristolainen o Patrick Berglund entre otros.

Sin embargo, y para alivio de la economía de los Sabres, hay contratos altos como los de Jason Pominville o Matt Moulson, que expiran a finales de esta temporada y que sin duda flexibilizarán mucho ese tope salarial, bien para poder fichar más, o bien, para la extensión de contrato a jugadores jóvenes. Yo me inclino más por esta última.

Sacar una conclusión acerca del futuro de los Sabres nunca es seguro al cien por cien, pero  sin duda este año ha primado más tener un equipo competitivo, aunque resulte caro, para poder conseguir de una vez el objetivo ansiado de los playoffs.

Obviamente, gastarse un dineral no significa tener réditos asegurados, pero al menos siembras la ilusión que otros años no se ha tenido, y además, das a la afición una razón por la que creer en que este año sí se pueden hacer cosas importantes en la liga.