Pittsburgh había arrancado la temporada como uno de los candidatos a llegar a la Super Bowl por el lado de la AFC, pero los problemas dentro y fuera de la cancha lo han marginado de la lucha incluso por su división... donde arrancaron con récord de uno ganado y dos perdidos. 

El primer problema de la temporada lo generó Le’Veon Bell. El ex corredor de Michigan State decidió no jugar por ahora con el equipo debido a su disputa contractual, problema con el que el jugador y el equipo vienen luchando desde el año pasado. Bell no forma parte actualmente del roster del equipo, pero varios reportes indican que se presentará tras la semana libre que tiene Steelers en la séptima jornada. 

Hay otra realidad, pero del lado defensivo. Este equipo no ha logrado ni acercarse a un reemplazo de Ryan Shazier, no solo el jugador más físico que tenía la defensiva, sino que también el más inteligente. Además, la secundaria está muy lejos de ser la de un equipo que desea pelear por un puesto en enero. 

Por último, el gran problema de Pittsburgh está en la banca. Y no, no es porque le falte una buena rotación entre titulares y suplentes. Los Steelers tienen mucho talento en lo que es jugadores, pero poco en el staff técnico.  Mike Tomlin perdió el vestuario, según algunos reportes. Y no solo eso, sino que sus coordinadores tampoco controlan a los que están dentro del campo.  

Randy Fichtner, coordinador ofensivo, no parece tener poder de decisión sobre su QB, Ben Roethlisberger, quien es el que claramente manda las jugadas en el ataque. Y por el lado del coordinador defensivo, Keith Butler, hay muy pocas jugadas donde se manda la carga, pero tampoco se puede hacer magia con las carencias que tiene esa defensiva. 

Pittsburgh tiene problemas que solucionar si quiere llegar a enero. Sigue siendo el equipo más talentoso del norte de la americana, pero solo con eso no se arma un equipo.