Durante la pretemporada pocas eran las miradas que se posaban sobre Carolina Hurricanes. Mientras los focos se  centraban en los actuales campeones de la Stanley Cup, Washington Capitals, el fichaje de John Tavares por los Maple Leafs o la adaptación del número uno del draft, Rasmus Dahlin a los Sabres. Silenciosamente los Hurricanes se preparaban para una nueva temporada en la que una vez más alimentan la esperanza de volver a ser equipo de playoffs, un terreno que los campeones de la Stanley Cup 2006 no pisan desde hace nueve años. Temporada tras temporada aficionados, analistas… se preguntan ¿Será este el año de los Hurricanes? pero lo cierto es que sus ilusiones se han difuminado año tras año con el paso de las semanas hasta quedar en nada. 

Sin embargo, parece que algo ha cambiado realmente este año en Raleigh. Tras su victoria en la madrugada del miércoles ante Vancouver Canucks por 5-3 los Hurricanes lideran la Metropolitan Division con un balance de 3-0-1. Pero más allá de los resultados y su lugar privilegiado en la tabla, el equipo que dirige Rod Brind'Amour supone un soplo de aire fresco para la NHL. Su estilo de juego desenfadado y el talento de sus recién adquiridas jóvenes promesas convierten a Carolina en un equipo digno de atención. Tanto Andrei Svechnikov, elegido este verano como número dos del draft, como Warren Foegele, una de las mayores sensaciones de lo que llevamos de temporada con sus tres goles anotados, están rindiendo a un gran nivel,. Sin olvidar al defensa Dougie Hamilton, una valiosa adquisición para esta temporada procedente de Calgary Flames

¿Se harán realidad este año las expectativas creadas sobre Carolina Hurricanes? Aún es pronto para saberlo, pero sin duda tienen los mimbres necesarios para ello: Un equipo joven con una buena estructura, un gran potencial y con muchas ganas de mostrarle al mundo que esta vez van en serio. 

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