Sin dudas que a sus 37 años y en la espera de su noveno hijo, Philip Rivers transita la mejor temporada de su carrera. Los números hablan por sí solos. A falta de dos semanas para cerrar la etapa regular, el promedio de pases completos (69,4%) es similar al de 2013 (69,5%), su mejor año, y se ubica entre los primeros 10 quarterbacks. La diferencia en que en esta ocasión, el mariscal de la generación 2004 que incluye a  Eli Manning y Ben Roethlisberger tiene argumentos sólidos para soñar con la obtención de su primer Super Bowl. La clave se encuentra en la complementación que existe entre él y sus compañeros.

Rivers en más de una oportunidad fue un blanco fácil de las críticas por la poca potencia que tiene su brazo y la extraña ductilidad cuando realiza sus movimientos. Si bien muchas de sus intercepciones son porque los lanzamientos quedan cortos,  el graduado de la Universidad Estatal de Carolina del Norte cuenta con numerosas variantes en ataque. Melvin Gordon III es la figurita predilecta para los ataques terrestres. A él se le suma Keenan Allen y el ala cerrada Antonio Gates. Además, es necesario tener en cuenta que tanto Gordon III y Allen presenta distintas lesiones que los marginaron del partido contra Kansas City, sin embargo, Rivers supo arreglárselas con Mike Williams y Justin Jackson. Ambos lograron que nadie en Los Ángeles extrañara a sus valuartes, por lo menos, una noche. No es casualidad que en la lista de selecciones del Pro Bowl los Chargers se anoten con 7 selecciones.

Hay franquicias que depende exclusivamente de lo que pueda hacer su quaterback. Green Bay Packers es un claro ejemplo de un conjunto sometido a la voluntad de Aaron Rodgers. En el lado opuesto se encuentran Tom Brady y sus Patriots que dos temporadas atrás pudieron suplir la falta por sanción de 4 fechas de su lanzador estrella. Primero lo hizo Jimmy Garoppolo hasta lesionarse y dejarle el espacio a Jacoby Brissett. El novato se apoyó en ése momento en Martellus Bennett y LeGarrette Blount. En este sentido también aparecen Chargers y Rivers en la actualidad.

Los Chargers se pusieron como cometido ganar su primer trofeo Vince Lombardi. No tienen el cartel de candidatos como Chiefs, Saints o Rams. Tampoco el mote de históricos como Steelers o Patriots. Pero de lo que no caben dudas es que tienen en el nivel de Philip Rivers un complemento ideal para una línea ofensiva que cada vez juega mejor y encuentra respuestas desde la banca cuando surge algún inconveniente. Probablemente, las condiciones de Rivers son un factor ideal para tener un récord de 10-3, pero sin duda alguna la actualidad del mariscal, en parte, se debe al aporte de sus compañeros.