Partido jugado de poder a poder en el TD Garden de Boston con un despliegue físico sin límite por parte de ambos finalistas en el que al final el dominio de Boston se impuso a la efectividad de St. Louis,

(1) Boston Bruins 4-2 St. Louis Blues (0)

Si el hockey de playoff es un nivel superior, la final por la Stanley Cup es el escalón supremo. Ambos equipos conscientes de la importancia de empezar con buen pie la serie definitiva de la postemporada no derrocharon ningún esfuerzo de cara a atacar la portería contraria, presión en toda la pista ahogando los ataques rivales y buscando la verticalidad como manera de conseguir el gol era el camino que tanto locales como visitantes eligieron para iniciar el partido.

Serían los visitantes Blues por medio de Brayden Schenn los que inauguraron el marcador a los siete minutos. Boston no le perdió la cara al partido aunque fueron incapaces de neutralizar la ventaja de sus rivales antes de la llegada del primer descanso.

Boston se sobrepone a la adversidad

Ambos equipos saltaron al hielo con la idea de continuar su plan de partido, Boston atacando y St. Louis buscando morder en las oportunidades que les dejaran sus rivales y una falta de entendimiento entre David Pastrnak y Zdeno Chara permite el robo de Brayden Schenn que sirve un disco de lujo a Vladimir Tarasenko para poner a los Blues con una jugosa ventaja de dos goles.

Esto podría haber torpedeado a los Bruins pero apenas un minuto después, Connor Clifton marca y encendió el ambiente del TD Garden que se adivinaba sombrío antes de su tanto. No solo el público, los jugadores de Boston aumentaron su presión, presión que trajo como consecuencia constantes sanciones a los Blues que al principio conseguían neutralizar los Blues, pero el efectivo juego en superioridad de los Bruins acabó imponiéndose y Charles McAvoy conseguía transformar a la cuarta el power play en gol llevando el empate al marcador. Los 18 tiros de Boston frente a los tres de St. Louis son la prueba del dominio local en ese segundo periodo.

El tercer y definitivo periodo comenzó con las espadas en todo lo alto, St. Louis trató de revertir la corriente que el partido traía de la segunda parte pero Sean Kuraly en una jugada que comenzó con una pérdida de Joel Edmundson consiguió a los cinco minutos el que a la postre sería el gol ganador del partido.

St. Louis trató de apretar pero sin terminar de inquietar seriamente la portería de Tuukka Rask y ni siquiera el último esfuerzo dejando vacante su portería sirvió para conseguir el empate, portería vacía que aprovechó Brad Marchand para cerrar el marcador.

La gran final continuará en la madrugada del miércoles al jueves en el mismo escenario y a la misma hora en la madrugada del miércoles al jueves.

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