El futuro de Josh McCown está más que asegurado tras más de 15 años demostrando, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego, su pasión y entendimiento hacia este deporte, por lo que el pasado 17 de Junio el veterano QB anunció su retirada para pasar a formar parte del equipo de analistas de la ESPN.

Todo comenzó en Jacksonville (Texas), donde Josh destacó como uno de los comandantes con mayor proyección desde sus días de instituto, siendo considerado como uno de los mejores del estado. Pese a ello, no recibió ninguna oferta para jugar en las universidades más punteras del país por lo que tuvo que conformarse con ser reclutado por Southern Methodist University, para ser traspasado en su último año de college a Sam Houston State University. Cuajó grandes números en sus 4 temporadas como universitario, lo que le situó como uno de los 6 mejores QB de su generación.

Salió escogido el número 81, en la tercera ronda del draft de 2002, por los Arizona Cardianls, equipo que por aquel entonces estaba en plena reconstrucción. Su año rookie no levantó grandes expectativas, ya que sólo participó en 2 encuentros de temporada regular. Su segunda temporada profesional ya pudo conocer la sensación de ser titular en los dos últimos partidos de la temporada, creándose así la posibilidad de hacerse con el puesto de cara a la siguiente campaña, ya que los Cardinals seguían de capa caída y necesitaban cambios en casi todas sus posiciones. De hecho, si comenzó esa tercera temporada como titular, pero la llegada al equipo de Arizona de una leyenda como Kurt Warner cambió el destino de la franquicia y el de McCown, que quedó relegado de nuevo al banquillo.

Esto provocó su marcha a Detroit en 2006, donde parecía que podía hacerse un hueco en el 11 titular, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, contó con tan pocas repeticiones dentro de los entrenamientos de los Lions que terminó corriendo rutas con los WR para permanecer activo, hasta el punto de ocupar esa posición en más de un partido, llegando a recepcionar 35 yardas contra los Patriots.

Pese a que en sus declaraciones posteriores dijo que estuvo muy feliz durante aquella experiencia, el sentía que podía ser un QB titular en esta liga y por ello pidió un traspaso que le llevó a Oakland. Lugar en el que llegó a ser titular en su única campaña con los Raiders, pero donde se notaba que no formaba parte de los planes de futuro de la plantilla, por lo que, una vez más, pidió el traspaso. Esta vez el destino le llevó a Miami, lugar en el cual tampoco terminó de cuajar y que finalizó con un nuevo traspaso, poniendo rumbo a Carolina.

Con los Panthers daba la sensación de que se encontraba en una situación más difícil a priori para hacerse con un puesto de titular. El ya veterano QB seguía buscando sus oportunidades, pero la mayoría de entrenadores asociaban más su figura a la de un buen back up, que a la del jugador que debería llevar las riendas de una franquicia.

Esta situación le llevó a firmar por la United Football League, una liga menor de Estados Unidos, en busca de un mayor protagonismo. Pese a que no era una competición muy consolidada (nunca contó con más de 8 equipos a la vez y se mantuvo activa durante sólo 5 años) McCown  cuajó unos números espectaculares, lo que volvió a llamar la atención de lo scouts de la NFL.

El equipo que mostró más interés por su vuelta a la mejor liga del país fueron los Bears, equipo que ya le tanteó antes de marcharse a la UFL. Pese a ello, antes de recalar en la franquicia de Illinois disputó media temporada en San Francisco con un papel muy secundario. Una vez enfundada la camiseta de Chicago, McCown tuvo una de las mejores etapas de su carrera. La lesión del QB titular Jay Cutler ayudó a que ocupara de nuevo el puesto titular, estrenándose nada más y nada menos que en el partido de Navidad frente a sus archienemigos los Packers. Tras esa temporada, los Bears dejan de contar con sus servicios hasta una nueva recaída de Cutler, motivo por el cual McCown vuelve a aparecer en escena y ser la campaña de 2013 una de las mejores de su carrera.

Este renacimiento le llevó a Tampa Bay, apareciéndole de nuevo la opción de luchar por ser el QB titular desde el inicio de la temporada, pero una vez más, no consiguió cumplir con las expectativas. Pese a ello los Browns llamaron a su puerta y de nuevo McCown volvió a hacer las maletas para pasar otra temporada sin pena ni gloria, ya que pudo disputar bastantes encuentros, pero nunca con la seguridad de que el puesto de mariscal le perteneciera.

Por ello, tras 15 temporadas a sus espaldas decidió emprender su última aventura y firmar por los New York Jets. Durante a pretemporada consiguió la hazaña de ganarse el puesto a los 36 años, realizando partidos memorables, como el que enfrentó contra los Patriots, y alcanzando los mejores datos estadísticos de toda su carrera. Pero esta triunfal temporada se vio truncada al tener que pasar por quirófano para operarse su mano izquierda tras lesionarse. Renovó una temporada más pero su papel fue únicamente como mentor del rookie Sam Darnold.

Nos deja el último representante de un estilo de juego que siempre va a perdurar en esta liga, un hombre que ha pasado casi por tantas plantillas como años ha estado en la liga para aportarles su veteranía y conocimientos. Un tipo querido por todos los equipos en que ha militado, y un ejemplo constante de profesionalidad y compromiso.