“Tiene agallas, pero no tiene grandes habilidades”, así fue como catalogaron previo al Draft de 1979 a un tal quarterback que jugaba en la Universidad de Notre Dame, ¿su nombre? Joe Montana.

Resultó ser que ese jugador tomaría la titularidad indiscutible a partir de 1980 y fue parte de una de las dinastías más importantes en la historia de la NFL, ya que el equipo de San Francisco obtuvo cuatro Super Bowls.

Una de sus más memorables facetas fue apenas en su primer año como titular al ir perdiendo 35-3, pero con un gran último cuarto y en tiempos extras sacaron la victoria 38-35 ante los New Orleans Saints.

Tal vez no era el hombre más atlético, pero si tenía la capacidad de encontrar a sus receptores y aguantar el golpe hasta la última instancia para que la jugada trascendiera.

Montana le dio a San Francisco lo que tanto anhelaba, anillos de Super Bowl, pero además le dio credibilidad, respeto y miles de aficionados que se fueron sumando para apoyar al equipo de la década de 1980.

Difícilmente podremos contemplar otro Joe Montana en la NFL y que iguale más allá de lo obtenido, su nivel de juego. San Francisco encontró un rápido sustituto con Steve Young, pero en el nuevo milenio ha carecido de un pasador con la etiqueta de ganar partidos cuando más se necesitan. Si bien hace uno años Colin Kaepernick llevó a los 49ers hasta la Super Bowl en la que cayeron ante Baltimore, no pudo consolidarse y este año lo intentarán desde la figura de Jimmy Garoppolo.

Trayectoria

Desde los 8 años comenzó el bagaje de Montana con el fútbol americano. En su etapa como colegial, jugó para la Universidad de Notre Dame con los que ganó título nacional NCAA.

En el Draft, fue seleccionado en la posición 82 por los San Francisco 49ers, registrando en su primera campaña 13 de 23 para 96 yardas y un touchdown.

A partir de entonces, se hizo de la titularidad y llevó cuatro veces a los 49ers para disputar el trofeo Vince Lombardi. El primero de ellos fue en 1981 en la edición XVI al imponerse de forma apretada 26-21 a los Cincinnati Bengals. Cabe destacar que previamente jugaron la final de la NFC contra los Dallas Cowboys, en donde aconteció la jugada “The catch” cuando Montana encontró en las diagonales a Dwight Clark para obtener la victoria.

Tres años después, llegaron a otra final contra un equipo al cual no había podido derrotar Montana, los Miami Dolphins. En dicho partido, San Francisco le pasó por encima con un categórico 38-16.

Tuvieron que pasar cuatro años para que se coronaran en la NFC y reditaran la Super Bowl ante los Bengals, donde se coronaron 20-16 mediante un gran regreso liderado por Joe en los últimos minutos del último cuarto. Y, un año después, otorgaron una de las mayores palizas en la historia al derrotar 55-10 a los Denver Broncos.

En total, Joe Montana consiguió la nada despreciable cantidad de 3,409 pases de 5,391, 40,551 yardas, 273 anotaciones y 139 interceptaciones, destacando la gran química que tuvo con otro legendario, Jerry Rice, con quien se conectó en 55 oportunidades para la anotación.

En la temporada de 1991 no vio actividad Montana debido a una fuerte lesión en el codo y en 1992 solamente disputó el último duelo de la campaña, razón por la cual los 49ers lo dejaron en libertad para fichar con los Kansas City Chiefs, jugando tan sólo dos temporadas y clasificándolos a postemporada en ambas.

El último partido de Joe Montana aconteció en playoffs contra otro legendario, Dan Marino, donde los Dolphins se impusieron 27-17.

Homenaje y récords

El 15 de diciembre de 1997, los 49ers le rindieron un homenaje al reconocer su trayectoria y retirar el número 16.

En los partidos de la Super Bowl que disputó, jamás lanzó algún pase de intercepción. Además en postemporada su índice es mayor a 100, el segundo con más pases de anotación en postemporada (45) y yardas aéreas (5,772). También fue nombrado en tres ocasiones MVP de la Super Bowl, ocho veces al Pro Bowl y seis de ellas fueron como All-Pro.

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