Llevar la NHL más allá de sus mercados tradicionales, esa ha sido una de las señas de identidad del mandato de Gary Bettman como comisionado de la liga desde 1993. La expansión de la liga, los All Star, Winter Classic  y Stadium Series han sido su arma para mantener la hegemonía en Canadá y sumar fans e ingresos en los Estados Unidos, y las Challenge y Global Series son sus armas para seducir a los amantes del hockey europeos.

Y en 2019 Praga se ha convertido en escenario de uno de estos acontecimientos, las NHL Global Series 2019 in Czech Republic, con el partido de apertura tanto para Philadelphia Flyers que ejercía el papel de local frente a Chicago Blackhawks. Un escenario para nada elegido al azar, un país donde el hockey es más que deporte, con ese oro en los Juegos Olímpicos de Nagano en 1998 que convirtió al país en una fiesta, una ciudad, Praga, de las más bellas de Europa, y un coliseo como el O2 Arena una de las mejores instalaciones multiusos de Europa.

Praga da la bienvenida a los fans

Foto: Marcos Lopez
Foto: Marcos Lopez

Un partido oficial de la NHL es un acontecimiento que estimula a cualquier amante del hockey, y Praga una ciudad que por sí misma atrae a medio millón de visitantes anuales, y el día del partido paseaban por la mañana disfrutando la tregua que dio la lluvia que acompañó a la ciudad la parte final de la semana del acontecimiento. Jerseys, gorras, sudaderas, principalmente de los equipos implicados en el partido, pero también de otras muchas franquicias de la NHL. Algunas tiendas se atrevieron a modificar sus escaparates para dar la bienvenida a los aficionados y de paso aprovechar el tirón.

Foto: David Carrera
Foto: David Carrera

El O2 Arena, escenario de lujo

Foto: Marcos Lopez
Foto: Marcos Lopez

La llegada de la tarde implicaba el cambio de escenario, de la Plaza de la República, el Puente Carlos o la Plaza del ayuntamiento y el Reloj astrológico y su esplendor medieval, nos trasladamos al siglo XXI y al escenario del partido, el O2 Arena y sus alrededores. zona de merchandising, como no, apareció inmediatamente tras la llegada al pabellón, centrados en productos de los equipos contendientes y conmemorativos del evento en sí, y a precios que invitaban a calcinar la tarjeta de crédito y convertir los ahorros en pucks conmemorativos, camisetas, gorras, bufandas y otro montón de golosos productos para los fans.El tiempo todavía permitió el disfrute de la Fan zone antes del partido, una pequeña exhibición de objetos históricos, pruebas de habilidad, la posibilidad de crear tu propio cromo de jugador de hockey, la interacción con aficionados a la NHL de otros países, un preámbulo para toda la familia antes del partido donde desde los más activos o incluso los que solo quieren mirar pudieron disfrutar.

Foto: Marcos Lopez
Foto: Marcos Lopez

El partido

Como si el mismísimo Gary Bettman hubiese firmado un pacto con las nubes, la lluvia no apareció hasta que llegó la apertura de puertas del pabellón, y los aficionados pudieron buscar refugio bajo el techo del mismo.

Foto: Marcos Lopez
Foto: Marcos Lopez

Más tiendas, aunque con los mismos productos de la tienda exterior, y los puestos de comida y bebida  daban la bienvenida para calmar ya fuera el hambre de objetos o la física. Tras reponer fuerzas tocaba buscar la ubicación en el pabellón y ver ese hielo con el emblema del partido en el centro y ese trapecio tras la portería que indicaban que este partido era especial.

El calentamiento de los jugadores no puso solo a punto los músculos de los protagonistas, también subió el ánimo del público que podía observar con sus propios ojos lo que hasta ese momento solo habían podido disfrutar a través de las pantallas, los niños y a veces no tan niños buscando pucks junto al plexi o desde los accesos desde el vestuario buscando el objeto que pudiera regalar cualquier jugador, todo estaba listo para el gran momento.

Foto: Marcos Lopez
Foto: Marcos Lopez

Y si hay algo en lo que el deporte norteamericano es líder, es en el proporcionar espectáculo, himnos estadounidense y checo cantados por importantes artistas locales, presentación de los jugadores con efectos de luz y un saque de honor con un protagonista de leyenda, Dominik Hasek que enfervoreció a la parroquia local. No fue ese el único guiño al público checo, aún siendo un partido de competición, ambos entrenadores pusieron a los jugadores checos de sus plantillas en el equipo inicial para ejecutar el primer relevo de la noche.Y el partido dio lo que prometía, dos puntos y una victoria estaban en juego y ambos equipos salieron a por ella, pero el premio fue para unos Flyers que estuvieron siempre un punto por encima de sus rivales, como si verdaderamente estuvieran en el Wells Fargo Center, aunque en la grada los jerseys rojos estaban muy presentes. También otros colores en la grada, no solo de la NHL si no de equipos alemanes, suizos, checos, que se querían hacer presentes en esta gran fiesta del hockey.

Foto: Marcos Lopez
Foto: Marcos Lopez

Pabellón lleno, ambiente festivo, hockey de élite, ciudad de ensueño, son muy buenas armas para consolidar la afición y adquirir nuevo público para la NHL, el futuro de las Global Series parece asegurado.