Sólo ha habido tres defensas en la historia de la NHL que hayan conseguido 18 puntos en los primeros diez partidos de la campaña de su equipo: Bobby Orr, Paul Coffey y el propio John Carlson (tres goles y 15 asistencias), en esta 2019-20.

Hay que remontarse a más de 30 años atrás, para encontrar la última vez que un defensa hizo al menos 18 puntos en la primera decena de partidos. Hasta esta explosión de Carlson, Coffey había sido el último en lograrlo.

Pero puede que aquí no terminen las marcas asombrosas para el blueliner de los Caps. Puede acabar el mes convirtiéndose en el cuarto defensa que inscribe su nombre, junto a Coffey (lo hizo dos veces: 1981 y 1988), Al MacInnis y Brian Leetch (ambos en 1990), como los únicos con 20 puntos en el mes de octubre. Si no surge ningún contratiempo, parece bastante probable que Carlson se anote al menos dos puntos más en los cuatro partidos que le restan a los capitalinos antes de que empiece noviembre. Si llegara a los 26 en el décimo mes del año, superaría el récord de 25 puntos en octubre que posee MacInnis.

Paul Coffey, ganador de cuatro Stanley Cups, tres con Oilers y una con Penguins / NHL.com
Paul Coffey, ganador de cuatro Stanley Cups, tres con Oilers y una con Penguins / NHL.com

Lo que más impacta de los números de Carlson es que a estas alturas sea el líder en puntos de toda la NHL. Sin embargo, no es del todo sorprendente que pueda tener una aportación ofensiva tan grande. En los últimos años otros defensas han tenido grandes aportaciones en puntos. Pero grandes productores como John Klingberg, Erik Karlsson y Victor Hedman, están entre más de 30 y 40 puntos por debajo del protagonista de este artículo, que ha conseguido 156 puntos desde el inicio de la temporada 2017-18. Sólo Brent Burns (158) le supera en este período.

Con esta explosión ofensiva en el primer tramo de la temporada, ¿será este el año en el que se meta entre los finalistas al Norris Trophy? Y más aún, ¿podrá ganarlo, y ser por tanto reconocido como el mejor defensor de la temporada?

Antes de profundizar en esta cuestión, hay que dejar claro que es prácticamente imposible que Carlson siga produciendo puntos al ritmo al que lo ha hecho hasta ahora en la 2019-20. No va conseguir al final de la temporada más puntos que, por ejemplo, Connor McDavid, o no va a superar el récord de más puntos conseguidos por un defensa de Bobby Orr (139), ni tampoco debería pensarse que superará las 100 unidades. Si algunos de estos hechos improbables sucedieran, seguramente el Norris Trophy tendría nombre y apellidos.

¿Entonces? ¿Qué producción realista podría tener Carlson? Hay que presuponer que en los partidos que quedan anote a un ritmo similar al de las dos últimas temporadas, lo que quiere decir que serían unos 0,86 puntos por partido. Así, conseguiría unos hipotéticos 80 puntos al final de la regular season. Sería una gran temporada para él, y posiblemente le daría para liderar a todos los defensas en puntos y se convertiría en el cuarto blueliner en llegar a esa cifra en la era posterior al cierre patronal de la temporada 2004-05.

A pesar de este halagüeño escenario y de lo impresionante que sería para los Capitals y Carlson que se hiciera realidad esa proyección, puede que no le valga para llevarse el Norris. Por sorprendente que sea, es lo que dice la historia reciente.

En las dos últimas temporadas, el defensa de Washington ha estado en la conversación acerca del Norris Trophy. Pero a pesar de que se vive una era en la que la producción ofensiva se ha traducido en trofeos Norris, para alegría de Erik Karlsson, P.K. Subban y Brent Burns, John no ha sido obsequiado con tan preciado reconocimiento. La pasada temporada fue nombrado por primera vez en su carrera miembro del segundo mejor equipo de la temporada (Second All-Star Team), y acabó cuarto en la votación del Norris Trophy. En la campaña previa acabó quinto en dicha votación y lideró a todos los defensas con 68 puntos. Eso hizo que fuera el tercer defenseman en la era post-lockout en no entrar en el top tres por el Norris, a pesar de liderar a todos los blueliners en puntuación. Y las temporadas de los otros dos podrían ser un indicativo de los problemas a los que se puede enfrentar Carlson en su camino hasta el trofeo al mejor defensor de la NHL.

Mark Giordano, ganador del Norris Trophy en 2019 / Times Colonist
Mark Giordano, ganador del Norris Trophy en 2019 / Times Colonist

En la 2010-11, Lubomir Visnovsky lideró a todos los defensas con 68 puntos, seis más que el segundo, el eventual ganador del Norris, Nicklas Lidstrom. Visnovsky también terminó con 20 puntos por encima del que acabó segundo en la votación por el premio, Shea Weber; y con 24 más que el tercero, Zdeno Chara. Aun así, la cuarta plaza en la carrera por el Norris del entonces jugador de los Anaheim Ducks, es más entendible o menos dolorosa (aunque seguro que no para él), teniendo en cuenta que nunca había sido previamente un contender al trofeo. En cambio, no se puede decir lo mismo del séptimo puesto de Erik Karlsson en las votaciones de la temporada 2013-14. Una de las controversias principales que puede evocar la memoria si se piensa en los últimos años de este prestigioso premio. Karlsson ya había ganado el Norris en la 2010-11, y lideró la liga (entre los miembros de las líneas defensivas), con 74 puntos. Esto es, 13 puntos más que el eventual ganador ese año, Duncan Keith; 34 puntos más que el segundo en las votaciones, Chara; y 28 puntos más que el tercero en la disputa del galardón, Weber.

La pega que se le puso a Karlsson fue que no fuera un jugador con el suficiente impacto defensivo. Es decir, que mientras acumulaba puntos su labor defensiva se ponía en duda. Es lo mismo que se ha hablado de John Carlson en años recientes. ¿Hay razones para ello?

Para responder hay que ir a la estadística. Primero está el Corsi, que es una estadística avanzada que mide el diferencial de los intentos de disparo (hechos por el equipo y recibidos), en igualdad numérica. También son estadísticas importantes los tiros, goles esperados y los ratios de oportunidad de anotación. Ninguno de los datos de John Carlson en estas categorías, en las últimas dos temporadas, han estado entre los mejores de la Liga. Combinando las dos campañas, está tanto en el 50% como por debajo, en todas. Por lo tanto, parece que sí hay razones para que los votantes del Norris no hayan confiado mucho en el jugador de los Caps. Sin embargo, por su talento y el talento que le rodea, tiene su porcentaje de goles reales en algo cercano a lo mejor de la liga (56,6%), entre los defensores con 2.000 minutos jugados en igualdad numérica.

Así que si Carlson quiere convencer a los que votan para el Norris, y más en una época en la que se valora tanto la estadística avanzada, quizá lo único que tiene que hacer esta temporada es mejorar en los datos en igualdad numérica. Y, en realidad, ha estado haciendo exactamente eso, aunque en una muestra de partidos muy pequeña (sólo ha transcurrido poco más del 10% de la regular season). Actualmente tiene un 51,4% de Corsi; 51,9 en porcentaje de tiros; 62,5 en porcentaje de goles; 54,7 en porcentaje de goles esperados y 52,5 y 50% en los ratios de anotación y de oportunidades muy claras de anotación. Si puede mantener estos números, va muy bien encaminado hacia su primer Norris Trophy.

Para ganarlo, necesitará continuar con su éxito ofensivo. También necesitará no perderse un número de partidos muy elevado, esto es, mantenerse sano. Además, sería recomendable que sus números avanzados sigan siendo buenos en las últimas etapas de la temporada regular. Por último, podría necesitar una cierta diferencia a su favor en los números ofensivos con respecto a otros contenders al premio, dada la probable diferencia en su contra que pueda haber con estos candidatos en las categorías de estadística avanzada que se nombraron anteriormente.