El pasado lunes se reunía el consejo de gobernadores de los 31 equipos de la NHL en Pebble Beach en el estado de California con el tema candente de las acusaciones de maltrato de todo tipo por parte de entrenadores a jugadores . La liga consciente de que los casos que han salido a la luz son solo la punta del iceberg ha tomado el toro por los cuernos y decidido lidiar con el tema antes de que pueda alcanzar una proporción escandalosa.

Ya hace dos semanas Gary Bettman, comisionado de la NHL y Bill Daly su segundo se entrevistaron con uno de los jugadores que hicieron saltar la liebre, Akim Aliu, cuyas acusaciones forzaron la dimisión de Bill Peters como entrenador de Calgary Flames, y de esa reunión ya salió el compromiso por parte de los dirigentes de la liga de que no solo no se echaría tierra sobre el asunto si no que se tomarían medidas al respecto.

Manos a la obra desde ya

Dicho y hecho, en la primera oportunidad que han tenido los equipos desde que el tema se pusiera en el candelero han decidido implementar programas que serán de asistencia obligatoria tanto para el cuerpo técnico, tanto los entrenadores en jefe como sus ayudantes, como para el ejecutivo desde los mandos de más bajo rango al gerente general de la franquicia.

No solo eso, si no que la liga hará obligatorio el que se la informe de los posibles casos que puedan darse de ahora en adelante no tolerando de ninguna manera que estos incidentes se resuelvan de forma interna dentro de cada franquicia. Un punto en el que Bettman se mostró muy estricto. “Tolerancia cero en cualquier fallo en la notificación (de los incidentes)” declaró el comisionado a la prensa tras la reunión, “Y en el caso de que ocurriese dicho fallo, tanto las organizaciones como los individuos implicados recibirán duras sanciones”.

Los programas que serán elaborados para la liga pero por un consultor externo, contarán con la asesoría tanto del sindicato de jugadores (NHLPA) como de la asociación de entrenadores.