Una derrota en el shootout ante New York Rangers ha sido la gota que ha colmado el vaso y ha decidido a los dirigentes de la franquicia del estado del hockey a rebanar la cabeza del que ha sido la cabeza estratégica en el hielo de la franquicia desde 2016-17.

En las tres temporadas anteriores Boudreau llevó al equipo a la postemporada en las dos primeras, pero hincó la rodilla en primera ronda, en la última ni siquiera se acercó a ella al quedar el equipo último de su división, la Central. Ese desastroso resultado ya le costó en el mes de julio de 2019 su puesto como gerente general de los Wild a Paul Fenton que sería sustituido por Bill Guerin.

La franquicia iniciaba la temporada con bajas expectativas, ya que el único movimiento de relevancia en la agencia libre fue la adquisición de Mats Zuccarello, heredada del mandato de Fenton, pero lejos de una temporada de bajo perfil, los Wild han tenido momentos muy brillantes llegando a ocupar plazas de playoff.

Finalmente esa mejoría no consolidó y los altibajos han llevado al equipo a esa tierra de nadie donde no están descartados, pero los puestos de wild card están más lejanos de la cuenta. La salida de Jason Zucker hacia Pittsburgh ya auguraba que Minnesota optaba claramente por la senda de la reconstrucción, una reconstrucción para la que no se ha confiado en la guía de Boudreau. De momento la nave queda en manos de forma provisional en manos de que ha sido su ayudante desde junio de 2018, Dean Evason tras seis años como entrenador jefe de los Milwaukee Admirals de la AHL, su única experiencia hasta ahora en el hockey profesional norteamericano como líder del banquillo.

Sin duda a un experimentado entrenador como Boudreau no le faltarán ofertas, esta temporada varios equipos están funcionando con entrenadores interinos y podrían pensar en que lidere ya sus proyectos de futuro o bien con el inicio de 2020-21 es probable que tenga su oportunidad. De momento, le toca ver el hockey desde el sofá o la grada.