A lo largo de la historia, la ciudad de Chicago ha sido el hogar de muchas estrellas en el deporte. Walter Payton, running back de los Bears; Ernie Banks, primera base de los Cubs o Michael Jordan, de rigurosa actualidad estas semanas, son los mejores ejemplos. Llevando el punto de mira a los Blackhawks, Stan Mikita es la leyenda que ningún aficionado podrá olvidar.
Fallecido en agosto de 2018, este eslovaco nacionalizado canadiense es la mayor estrella que el cielo de los Blackhawks ha visto brillar. Sus primeros pasos en el hockey norteamericano los dio en la liga junior de Ontario, donde jugó tres años en el St. Catharines Teepees. Lo que ocurrió después ya es historia: 22 temporadas ininterrumpidas en los Chicago Blackhawks. Considerado el mejor centre de la década de los 60, Mikita jugó 1.549 partidos con la franquicia en los que anotó 600 goles y repartió 1.017 asistencias (1.617 puntos). No obstante, solo ganó una Stanley Cup (1961), donde su aportación en los playoffs fue clave para llevarse el trofeo. Tres años más tarde jugó su primer All-Star Game de nueve que disfrutó y, a título individual, fue el primer jugador en ganar los premios Hart (mejor jugador de su equipo), Art Ross (jugador con más puntos) y Lady Byng (jugador con mayor deportividad) en una misma campaña.
Entre otros reconocimientos por parte de los Blackhawks, su camiseta con el dorsal 21 fue la primera en ser retirada y alzada a lo alto del United Center. Además, en 2011 se inauguró una escultura suya a la entrada del propio pabellón donde el equipo disputa sus encuentros. A nivel nacional, entró a formar parte del Salón de la Fama en 1983 y a escala internacional, la pista de hielo de Ruzomberok (su ciudad natal en Eslovaquia) lleva su nombre. También, la prestigiosa revista canadiense The Hockey News publicó una lista con los 100 mejores jugadores de la historia en la NHL, un ranking en el que Mikita ocupa el puesto número 17.
“Si quieres jugar para ganar como lo hago yo, el juego nunca se acaba”, Stan Mikita.