Rober Earl Clarke, más conocido como Bobby Clarke, es probablemente el jugador más importante en la historia de los Filadelfia Flyers. Este delantero centro nació en Flin Flon, Manitoba, Canadá en 1949. Llegó a la franquicia de la ciudad del amor fraternal en 1969, y permaneció en este equipo hasta su retirada del hockey profesional en 1984.

La llegada de Clarke supuso una revolución en la franquicia y ya empezó a destacar desde su primer año, en el que logró 46 puntos, con 15 goles y 31 asistencias, lo que ayudó a que fuese nombrado rookie del año al final de la temporada. En las siguientes temporadas todo fue a mejor. El delantero destacaba cada vez más, especialmente por su forma de jugar. Clarke era un jugador de 1,78 m. y 80 kgs., lo cual provocó que basase su juego en la habilidad y en la inteligencia: se colocaba de forma excepcional para encontrar la mejor forma de resolver cada jugada de ataque. En un deporte en el que suele ser muy importante la fuerza y la capacidad física, Bobby Clarke fue un ejemplo, no solo para jugadores de su época, sino para otros posteriores como Wayne Gretzky, a quien a los 14 años un entrenador al ver sus carencias físicas, le recomendó que viera vídeos de Bobby Clarke, para que aprendiera de su estilo de juego, y de su forma de moverse detrás de la portería. Según el propio Gretzky, ese hecho le ayudó a progresar como jugador.

Pero la llegada de Clarke a los Flyers también supuso una revolución en el terreno colectivo. El delantero fue nombrado capitán del equipo en enero de 1973, a la edad de 23 años, gracias a su capacidad de liderazgo y su carácter ganador. Bobby Clarke condujo a los Filadelfia Flyers a lograr las dos únicas Stanley Cups en la historia de la Franquicia, en las temporadas 1973-1974 y 1974-1975. Este hecho y otros acontecimientos, han influido decisivamente para que Bobby Clarke sea el capitán más querido por los aficionados de la franquicia de Filadelfia, y uno de los más estimados en la historia de la NHL. Como muestra de ese aprecio, los Filadelfia Flyers entregan al final de cada temporada el trofeo Bobby Clarke al jugador más valioso de la temporada de la franquicia.

El delantero logró 1.210 puntos a lo largo de su carrera, marcando 358 goles y repartiendo 852 asistencias. Participó en el All-Star Game de la NHL en ocho ocasiones (1970, 1971, 1972, 1973, 1974, 1975, 1977 y 1978). Recibió el trofeo Hart en tres ocasiones (1973, 1975 y 1976) y el trofeo Lester B Pearson en una ocasión, 1973. Forma parte del Hall of Fame desde 1987, y ha sido considerado como uno de los 100 mejores jugadores de la historia de la NHL.