En estos tiempos de adversidad, las buenas noticias son más necesarias que nunca, pero si además implican superación y el triunfo de la supervivencia, lo son aún más. Oskar Lindblom (23 años) es el protagonista de una de ellas. El delantero sueco de los Flyers de Filadelfia ha finalizado el tratamiento de quimioterapia destinado a eliminar el sarcoma de Ewing que le fue diagnosticado en diciembre del año pasado.

Un tipo de cancer óseo poco frecuente, y que se presenta más en niños y adolescentes, aunque como el caso de Lindblom demuestra, también puede atacar a sujetos de mayor edad. Fácilmente tratable siempre que no haya habido metástasis, el seguimiento posterior va más dirigido a vigilar las secuelas de la quimio o radioterapia que las de la enfermedad en sí.

Alegría del protagonista

Una recuperación que no se dirige a un retorno del jugador a la plena acción en esta temporada, pero que ya le ha permitido patinar junto a sus compañeros el pasado 23 de junio, participando en los ejercicios y entrenamientos de la fase 2 de vuelta a la competición que lleva a cabo la franquicia de la ciudad del amor fraterno. 

La alegría de Lindblom era evidente en sus declaraciones a los medios oficiales del club: "No puedo ni siquiera explicar como me siento. Es como si fuera mi cumpleaños, Navidad y todas las demás fiestas a la vez. Es genial haber finalizado (el tratamiento). Tengo muchas ganas de volver a la vida normal y sentir que estoy vivo."

Unos momentos como el volver a plena capacidad a la competición que todavía están en el futuro, pero aunque no sea en el hielo, la capacidad de lucha y el optimismo de Lindholm pueden darle a sus compañeros el plus de garra que los lleve a la Stanley Cup.