Hubo un tiempo en el que se dejó de escuchar el sonido de las pértigas al desdoblarse para dar impulso. En el que no caían los cuerpos sobre las colchonetas tras pasar una barra por encima de los dos o seis metros. En el que los gritos de satisfacción por haber conseguido superar la barrera se hicieron sordos. Durante unos meses, dejaron de girar martillos, pesos y discos y las jabalinas estuvieron apiladas cual soldados en la instrucción esperando a que una mano llena de magnesio las lanzara hasta límites impensables para el ser humano. La arena dejó de volar por los aires tras un derrape y las vallas dejaron de caerse por un simple desajuste al pasar por encima de ellas. Las manos dejaron de apoyarse sobre la pista para dar impulso, las pistolas dejaron de dar el disparo de salida y se dejaron de escuchar los tacos sobre el tartán desafiando a la velocidad de la luz. Las gradas enmudecieron, los abrazos entre compañeros sólo eran un sueño y las sonrisas de orgullo, un objetivo sin meta a la que llegar. Hubo un tiempo en el que el cronómetro dejó de marcarlo. Y en ese tiempo, el mundo se paró. 

Para entender por qué pasó todo esto, hay que remontarse a marzo de 2020. La pandemia del ya conocido COVID-19 era toda una realidad que acechaba al mundo por completo. Había empezado todo meses antes, en Wuhan, en una capital de provincia que hasta entonces casi nadie conocía más allá de esas fronteras. A pesar de las medidas que tomó el gobierno de la zona y que algunos valoraban como “de película de ciencia ficción”, serían pocos los meses en los que el virus tardaría en llegar a Italia, de ahí a España y entre medias, viajar por el mundo. 

En aquellos tiempos en los que todavía era algo “muy lejano” eso del COVID-19, el deporte más antiguo del mundo seguía su curso. El atletismo celebraba su edición número incalculable a pista cubierta en diferentes partes del mundo.

Un mes antes del silencio, todo eran abrazos, alegrías y saltos en el atletismo. Mondo Duplantis, la promesa sueca del salto con pértiga, batió en dos ocasiones el récord del mundo de su especialidad a sus recién cumplidos 20 años y con una semana de diferencia. 6.17 y 6.18 metros de altura le abrieron las puertas al atletismo en los medios en esa temporada. Aquello ocurrió en Torun y Glasgow en el mes de febrero, pero la guinda del pastel a la temporada se puso en Madrid. La atleta venezolana, Yulimar Rojas, dio el triple salto de su vida (15.43 metros) y se coronó con el récord del mundo en la capital española.

La temporada a pista cubierta internacional llegó a su fin pronto después de aquello. El Campeonato del Mundo Indoor de esa temporada hacía un mes que se había suspendido al tener como sede la ciudad china de Nankín, donde la guerra vírica era ya una realidad. Sólo quedaban algunas competiciones previas al descanso para preparar la temporada al aire libre, que daría comienzo con la famosa Diamond League y que tendría como broche final los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y el europeo de París. A pesar de lo de Nankín, aún quedaban esperanzas para el año atlético. Pero marzo llegó, y con él, los estadios colgaron el cartel de “cerrado” sin saber cuándo volverían a abrir sus puertas.

LOS PRIMEROS SENTIMIENTOS

“Fue un poco de no saber cómo sentirte. No es lo mismo que desde un primer momento hubieran dicho que iban a ser unos meses que ir prorrogando cada dos semanas. Al principio fue: no pasa nada, vamos a ir avanzando, pero, cada vez que anunciaban otras dos semanas de confinamiento, era un nuevo palizón encima”, confiesa Jose María Marvizón, velocista y medallista español absoluto que compite por el club malagueño Cuevas de Nerja pero entrena con el equipo sevillano Alamillo. Marvizón es un ejemplo de los miles de atletas que vivieron en primera persona lo que supuso para su carrera profesional los casi cien días de Estado de Alarma y confinamiento domiciliario. Como él, muchos vieron que el sueño atlético al que aspiraban en la temporada de 2020 se les escapaba de entre las manos.

El 22 de marzo llegó la noticia que destrozó miles de sueños deportivos: “Las olimpiadas de Tokio 2020 se cancelan”. Y con esta decisión, todas las competiciones planeadas para 2020 fueron cayendo como fichas de dominó: “Tenía a nivel personal y profesional varios campeonatos de España y por el Covid tuvieron que cancelarlos. Eso me afectó anímicamente. Fue como quitarme un sueño”, confiesa Reyes Hernández, vallista sub-18 del club Alamillo. Sentada un año después en el césped de su estadio, con auriculares y mascarilla, la atleta sevillana hace balance de aquellos meses contando  que físicamente se mantuvo más o menos bien durante el confinamiento, pero que, aún así, el tiempo de encierro fue un golpe duro para su carrera. 

Reyes Hernández en el Club Atletismo Alamillo | Foto: Nidia Roldán
Reyes Hernández en el Club Atletismo Alamillo | Foto: Nidia Roldán

El confinamiento afectó también a los equipos: “El hecho de que el cierre fuera de golpe provocó una gran incertidumbre. Saltaron muchas dudas: “¿cómo servimos a nuestros socios que ya han pagado sus cuotas y qué haremos con ellas?”, “¿qué haremos con nuestros entrenadores contratados?”. La duda estaba en cómo afectaría a nivel económico y administrativo más que a nivel de competición”, afirma David Rodríguez, director técnico del Club L’Hospitalet Atletisme. David, desde su casa en Cataluña, cuenta a través de Zoom cómo fueron las decisiones a tomar durante el confinamiento: “Nos íbamos adaptando a la situación. En términos económicos, mandamos una nota a nuestros inscritos en la que decíamos que, la parte proporcional al entreno presencial no se la cobraríamos. No podíamos saber cuál iba a ser el impacto de todo ello hasta que retomáramos la actividad de nuevo. Y, en cuanto a los entrenadores, seguimos pagándole el 50% durante el confinamiento”, confiesa el catalán.

Un año después, el impacto en cifras es claro: “Ha afectado totalmente al número de inscripciones. Llevábamos tres años en pleno crecimiento. Crecíamos entre un 10-15% de socios, y este año han caído más de un 30%”, cuenta Rodríguez admitiendo que la mayor parte de las razones de esa caída viene por el miedo a que, si hay algún contagio entrenando, los atletas se lleven el virus a casa. Aunque, Gabriel Martínez, entrenador en varios clubes catalanes, cree que también puede deberse a la incertidumbre: “Hay menos gente pero por la incertidumbre de que no saben qué va a pasar, si van a poder competir, si van a poder entrenar bien… Pero no por contagios. En mi grupo nadie se ha contagiado haciendo deporte”.

Y es que, un punto a favor que el director técnico del L’Hospitalet le ve a este deporte es que “tenemos la suerte de que somos un deporte que entrena al aire libre y, en comparación a otros deportes que necesitan pabellones y están cerrados ahora mismo, es algo de apreciar. Y desde el primer día hemos tenido el apoyo y ayuda del ayuntamiento de Hospitalet”. Pero, aun así, aunque hayan ganado por una parte, concluye que este 2021 será deficitario para su club. “Nuestro estadio está en la última calle que delimita Hospitalet de Llobregat con Barcelona. Cruzas el paso de cebra, y estás en un sitio u otro. Y eso está afectando a más de la mitad de nuestros inscritos que son de Barcelona”, continúa hablando sobre las restricciones perimetrales actuales. David cuenta que esa parte del equipo sigue entrenando vía Zoom “a pesar de que están hasta las narices de hacer entrenamiento online”. Y teme que esto pueda afectar de cara a las inscripciones de la temporada de 2022. 

Club L'Hospitalet Atletisme | Foto: L'Hospitalet Atletisme
Club L'Hospitalet Atletisme | Foto: L'Hospitalet Atletisme

ENTRENAR ATLETISMO EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Las redes sociales y las videollamadas fueron una de las claves para mantener el espíritu atlético vivo fuera de las pistas. “Se hizo mucho entrenamiento a través de Zoom u otras aplicaciones. O si no, les mandaba un entreno con circuitos que podían hacer en casa”, cuenta Gabriel Martínez. El papel de un entrenador es clave para mantener la motivación de sus atletas, pero Martínez confiesa que el confinamiento llegó a pasarle factura: “Hasta a mí se me fueron quitando las ganas. Llegué a pensar: ¿Por qué estamos haciendo esto si no sabemos si vamos a poder…?. Intentar estar motivado para poder motivarlos a ellos era muy complicado”.

Una de sus atletas, Patricia Hidalgo, campeona máster España, cuenta cómo se las ingenió para poder entrenar desde casa y mantenerse activa: “Tengo dos hijos, con lo cual era, cuando ya se había han acostado, a las doce de la noche, ponerme a entrenar con garrafas de agua, paquetes de leche, gomas, circuitos de estos de internet, el material que me iba pasando mi entrenador… Y al final te tienes que adaptar a las circunstancias”. Adaptar y entrenar. Todo fuera por no perder la forma física que ya tenían ganada antes de encerrarse. 

Patricia Hidalgo durante el Campeonato Máster España 2020 | Foto: Silvia Rueda
Patricia Hidalgo durante el Campeonato Máster España 2020 | Foto: Silvia Rueda

Pero no todos tenían esa motivación o contaron con esa suerte. Laura Weyrowitz, pertiguista de la categoría absoluta del club L’Hospitalet, enfermó de coronavirus recién comenzado el confinamiento: “A mí me pilló en Alemania porque había ido a visitar a la familia. Estuve dos semanas en cama y al final se vio que pasé el coronavirus. Tardé mucho en mejorar, así que eso afectó mucho a mi bienestar físico, emocional, mental y psicológico. No fue hasta mediados de abril cuando comencé a caminar de nuevo y pasó un buen tiempo hasta que pude volver a retomar mi entrenamiento”, cuenta la atleta alemana. Y es que, aunque pudieran o no entrenar, el confinamiento no sólo se llevó sus planes, sino también, gran parte de su estado físico: “Ahora empiezan a estar en su nivel”, contesta rotundo Gabriel Martínez, quien opina que “se pueden hacer muchos entrenos desde casa, pero no es lo mismo que entrenar la especialidad tuya en la pista”.

COMO EN LA PISTA, EN NINGÚN SITIO

Julia Díaz, atleta alevín del Club Alamillo, comenta que se sintió decepcionada al tener que entrenar desde casa: “teníamos que hacer deporte delante de un ordenador. Entonces, no es lo mismo que estar en una pista. Aquí me siento como más libre”. 

Equipo Atletismo Alamillo | Foto: Nidia Roldán
Equipo Atletismo Alamillo | Foto: Nidia Roldán

Si algo comentan todos es que, el primer día que pisaron el estadio, sintieron la libertad en vena. “Fue una explosión de emociones”, valora Alejandro Galán, atleta desde hace cuatro años en el mismo club que Julia. “Aunque diéramos clases online. Aquí, en la pista, al fin y al cabo hay atletismo. Es otro rollo.”, responde Antonio Manuel Marrufo justo después de escuchar a su compañero Alejandro. 

La pista es su lugar, el sitio al que pertenecen, y eso, el post confinamiento se lo devolvió. Pero, la pandemia, aún sigue causando estragos: “Fue muy raro. Pasamos de darle vueltas a la pista todos juntos en un grupo a tener que estar todos dos metros separados”, reflexiona Reyes Hernández mirando a los niños que entrenan en la pista del Club Deportivo La Cartuja: “En las competiciones sí que se nota muchísimo que ya no es como antes. Tú terminabas una carrera y, automáticamente, te abrazabas con el compañero contra el que habías corrido. Ahora, haces eso, y directamente te descalifican. En los entrenos, notamos esa distancia pero no nos ha afectado al factor somos un equipo. Entrenamos todos con mascarilla. Esa es la gran diferencia”. 

Equipo Atletismo Alamillo | Foto: Nidia Roldán
Equipo Atletismo Alamillo | Foto: Nidia Roldán

Al otro lado del mapa, con una visión más técnica, David Rodríguez habla de cómo es ahora entrenar en la nueva normalidad: “Al principio, nos delimitaron la actividad a quince personas, divididas en dos grupos contando con atletas y entrenador. Tuvimos que hacer un calendario en el que cada tarde iban cuatro grupos en dos turnos y siendo conscientes de que cada grupo sólo podía ir dos veces a la semana a la pista. A medida que fueron pasando las semanas, fueron ampliando el aforo y ya pudimos entrenar con unas 50 o 60 personas sin ningún tipo de problema”. Pero aun así, las pistas de atletismo, seguían pareciendo vacías. 

UN AÑO DESPUÉS

El atletismo se recupera poco a poco de este duro golpe. Competiciones, tanto a nivel internacional como nacional se han celebrado. Y la calidad del deporte no se ha perdido: “El confinamiento fue como una pretemporada alargada y la vuelta fue un poco el ver cómo se iba a trabajar. Al final salió bastante bien. No sé si por el hecho de entrenar con más ganas. Pero salieron marcas personales y demás”, cuenta orgulloso Jose María Marvizón. La calidad sigue estando ahí. Marvizón consiguió un cuarto puesto en el Campeonato de España a Pista Cubierta el pasado febrero. Pero, la pandemia también sigue y con ella, las medidas. 

Debido a que los aforos deben ser reducidos, el público sigue sin entrar en los estadios. Joana Suñé, compañera de especialidad en el L’Hospitalet de Patricia Hidalgo y Laura Weyrowitz, hablaba así de su primera competición post-confinamiento: “Volví a sentir los nervios de cuando empezaba mis primeras competiciones. Se notaban las ansias de competición por parte de todos. Pero también la falta de público. Sí que favorecía que te concentraras un poco más, pero faltaba esa pizca de motivación que da el público animando”.

Y también, debido a ese aforo reducido, ahora las posibilidades de clasificación para un campeonato son más difíciles. Comparando los reglamentos de la Real Federación Española de Atletismo de 2019 y 2020, es notoria la disminución de atletas permitidos en la pista. Y es que, han pasado de pedir marcas mínimas a elaborar un ranking: “Aunque haya 20 personas con una mínima para acudir al campeonato, van a escoger a los 12 mejores del ranking. Eso va a dificultar mucho que pueda entrar en el campeonato sub-18, por ejemplo en mi caso”, explica Reyes Hernández. ¿Y nadie se queja por ello? “Las circunstancias son las que son. Y si un campeonato se tiene que suspender por este motivo… Pues entra dentro de lo normal. Que con esta nueva medida del ranking, puedo salir fastidiado pero, si es por acabar con esto, cuanto antes, bienvenido sea”, asume el velocista Marvizón.

Esta medida, desde la visión de un entrenador como Gabriel Martínez, tiene su parte buena y su parte mala: “Para los que son de un nivel intermedio, que saben que van justos para entrar en el ranking, sí que es un problema. Pero también muchos lo ven como una motivación”. Como su atleta Joana, quien admite que “ahora es como, una presión extra que antes no existía, de esto que, por culpa de una cosa externa, tengo que esforzarme más para poder acceder a esos rankings. Pero eso no me desmotiva en absoluto”.

Foto: L'Hospitalet Atletisme
Foto: L'Hospitalet Atletisme

EL FUTURO DEL ATLETISMO

La incertidumbre aún se apodera del mundo un año después. Sin embargo, la esperanza aún no está perdida. “Nuestro plan, como club, es aguantar con lo que venga y como venga y adaptarse”, termina por asumir David Rodríguez como director técnico. “Tenemos que seguir intentando hacer que los atletas disfruten, que vean que hay competiciones y que hay que ir a por ellas sí o sí. Seguir teniendo cuidado entre nosotros al entrenar y animarlos. Es que otra cosa no queda”, concluye Gabriel Martínez como entrenador. 

Son tiempos difíciles, pero siempre alguien saca un aprendizaje nuevo para seguir mejorando. “Este año me ha demostrado que siempre se tiene que tener paciencia y que tengo que concentrarme más en mí misma. Me ha demostrado que tengo una motivación intrínseca que me ayuda a superar momentos como estos y ahora espero que haya resultados”, dice con seguridad la pertiguista Weyrowitz. “Ahora aprovecho más cada momento que se pueda”, añade Suñé.

Volverá el ruido ensordecedor del público en la grada. Volverán los saltos, las carreras y los lanzamientos. Volverán con todos los abrazos y sonrisas de antes. “El atletismo amateur tiene que volver porque el deporte tiene que seguir”, dice David Rodríguez al acabar su entrevista. Sólo es una cuestión de tiempo. 

Club Atletismo Alamillo | Foto: Nidia Roldán
Club Atletismo Alamillo | Foto: Nidia Roldán
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