Ya es oficial lo que todo el mundo del hockey sabía de modo oficioso, los Buffalo Sabres quedan fuera de los playoff que coronarán en su culminación al vencedor de la Stanley Cup 2021, con el añadido de ser el primero de los equipos que quedan fuera de la lucha a 16 que culmina la temporada en la NHL.

Eso sería un borrón que en cualquier otra franquicia podría consolarse con el pensamiento de que una mala temporada puede tenerla cualquiera y que el año siguiente espera algo mejor, pero eso es algo que en Buffalo está lejos de ocurrir, ya que los Sabres con esta, suman diez temporadas consecutivas vaciando las taquillas al final de la temporada regular. Así pues igualan las sequías más largas de la liga que pertenecen a los Florida Panthers (2001 a 2010) y Edmonton Oilers (2007 a 2016).

Una pesadilla sin aparente fin

Los Buffalo Sabres han sido incapaces de exorcizar unos fantasmas que los persiguen desde hace tiempo y que los mantienen en constante cambio tanto en las oficinas como en el hielo con un carrusel de ejecutivos y jugadores que parece no tener fin. 

Los Sabres comenzaban la temporada con la esperanza de iniciar un nuevo rumbo, trayendo a Taylor Hall en la agencia libre, liberando a Jack Eichel de ser por si solo el sostén del equipo, pero el pobre rendimiento del canadiense lo acabó convirtiendo en moneda de cambio en el pasado trade deadline.

Mala temporada que determinó el despido de Ralph Krueger, y que ya el pasado mes de marzo, la franquicia optara, un año más por hacer limpieza de cara al cierre de mercado.

Una mala temporada que será recordada dentro de lo mala por los 18 partidos sin conocer la victoria, y que al menos se consiguió evitar un nuevo registro negativo, como habría sido igualar o superar los 30 partidos sin ganar de los Winnipeg Jets de la temporada 1980-81.