Ni un mes ha durado en el paro Marc Bergevin tras ser destituido de su puesto de gerente general de los Montreal Canadiens el pasado mes de diciembre. Los Angeles Kings anunciaban a través de su servicio de relaciones públicas, que Bergevin se incorporaba al organigrama de la oficina de la franquicia en un cargo de asesoría, en concreto en calidad de asesor principal del gerente general.

Será su tercer destino como ejecutivo de hockey tras los siete años que trabajó para Chicago Blackhawks de los cuales, el último como ayudante del gerente general tras la marcha de Kevin Cheveldayoff a Winnipeg para convertirse en GM de los renacidos Jets, y diez años en Montreal Canadiens cómo responsable de la gerencia general.

Experiencia garantizada para los Kings

Una experiencia que es tremendamente valorada por su empleador y desde ahora aconsejado, el vicepresidente y gerente general de los Kings, Rob Blake. "Marc nos trae un bagaje de conocimiento y experiencia a nuestro personal de operaciones de hockey." , declaró Blake, "Y esperamos su contribución."

Obviamente, el protagonista de la noticia no desmerecía en declaraciones positivas tras hacerse pública su su contratación. “He disfrutado de mi tiempo fuera, pero estoy emocionado por unirme a los LA Kings y convertirme en parte activa de la ayuda para conseguir sus objetivos,” declaró Bergevin. “Tengo un gran respeto por Luc (Robitaille, presidente del equipo), Rob, y todo el personal que tienen empleado y es un honor proporcionar mi contribución a este grupo tan considerado.”

La salida de Bergevin de Montreal, acosado por los malos resultados de la franquicia tras llegar a la última final por la Stanley Cup, más el salpicado por el escándalo de acoso sexual ocurrido en 2010 en Chicago mientras era miembro de la oficina de los Blackhawks, podía hacer pensar que Bergevin podría pasar una buena temporada al fresco hasta encontrar espacio en otra franquicia, pero lejos de eso, no ha tardado en encontrar acomodo en otro organigrama de la NHL, eso si con menos presión que la dirección deportiva de unos Canadiens, para los que la presión, es el menor de los estados de alerta.