Informaciones de la web deportiva The Athletic,  han sacado a la luz la intención de la asociación de jugadoras profesionales (PWHPA) de interrumpir las negociaciones que mantenían con la única liga profesional organizada hasta el momento, la Premier Hockey Federation (PHF) antes conocida como NWHL. Unas negociaciones en las que la misma NHL intentó mediar, pero ni siquiera la influencia de Gary Bettman ha conseguido llevar a buen término las conversaciones.

En consecuencia, la PWHPA buscará organizar su propia competición, siguiendo un camino del que la PHF no formará parte. Hay que recordar que la asociación de jugadoras cuenta con gran fuerza, ya que la gran mayoría de las consideradas mejores jugadoras, incluidas la mayoría de las canadienses campeonas olímpicas, son miembros de la misma.

Intereses divergentes

Desde que desapareciera la Canadian Women´s Hockey League (CWHL) en 2019, las jugadoras de élite tanto de Canadá como Estados Unidos han dado la espalda a la NWHL/PHF y han buscado su futuro profesional desde su propia asociación.

Estas jugadoras no están dispuestas a que haya profesionales que tengan que combinar la actividad deportiva con otras obligaciones laborales, algo que según ellas no les termina de asegurar la PHF. Ya que gran parte del capital que estaría para financiar esa liga, estaría expuesto a las sanciones por la invasión de Ucrania ya que tiene origen ruso, aparte de que aún así, no sería suficiente ni a corto ni a medio plazo para cumplimentar las exigencias de salario de la PWHPA.

La PHF puso sobre la mesa un aumento del tope salarial del 150 por ciento, que llevaba los 300 mil dólares de esta temporada a 750 mil para la siguiente. Aunque ese movimiento tiene trampa, no es obligatorio alcanzar ese tope, y sin haber establecido un gasto mínimo en salarios, la acción se convierte en un brindis al sol. La adición de un caramelo goloso, y más en un deporte de contacto, como el seguro médico, tampoco ha sido suficiente.

Otra baza que da fuerza a las posturas negociadoras de la asociación de jugadoras, es que aunque no tienen el apoyo de la NHL como organización, si que cuentan con la ayuda de 11 franquicias de la misma. De hecho, una vez decidido el tomar un camino independiente, la asociación de jugadoras ha intensificado las negociaciones con sus socios de la NHL e inversores relacionados para que la próxima temporada haya una liga profesional bajo su amparo.

Por su parte, la PHF no baja los brazos y de hecho se expande a un mercado obligatorio, como es Montreal, lo que unido a la rivalidad que será automática con la hasta ahora única franquicia canadiense, Toronto Six, se espera que le dé un buen empujón al proyecto.

Ahora solo queda esperar en que queda este reto entre una liga, la PHF, que ya cuenta con experiencia organizativa pero que carece de las estrellas, y la liga auspiciada por la PWHPA, que tendrá a las estrellas pero que tendrá un bagaje organizativo que dependerá de la voluntad de darlo de unas cuantas franquicias de la NHL. El peor resultado sería que ambas ligas colapsaran y dejaran a las jugadoras de hockey, huérfanas de organizaciones profesionales.