El pasado viernes, más de nueve meses después, Carey Price volvió a enfundarse la camiseta de los Canadiens para saltar al hielo y disputar un partido oficial, el 708 de su carrera. Lo hizo delante de un Bell Centre lleno hasta la bandera y que le brindó una atronadora ovación tras haber superado una de sus épocas más duras en lo personal.

Su vuelta, deportivamente hablando, no se dio de la mejor manera, derrota por 3-0 ante los Islanders y 2-0 frente a los Wild, pero lo realmente importante no son los resultados sino comprobar cómo está la rodilla de Price de cara al futuro. Los escasos cinco partidos que le quedan a Montreal para finalizar la campaña regular podrían servir de examen para conocer si el veterano arquero de 34 años está en condiciones de seguir luchando al más alto nivel sin tener ninguna recaída.

¿Dónde está el límite?

En el entrenamiento del lunes, preguntado sobre cuánto iba a jugar en las dos últimas semanas de la temporada, el de Vancouver explicó que todo iba a depender de cómo se sintiera el día después del partido. Tras el choque con los Islanders, Montembeault fue el titular ante Washington, pero Price regresó contra los Wild.

Durante la temporada pasada, las lesiones también hicieron mella en Price, que se ausentó de varios partidos en la campaña regular, pero fue capaz de disputar absolutamente todos los playoffs dejando unos números fantásticos (13-9, 92,4 % de paradas y 2,24 goles encajados de media). Sin embargo, cuando se despertó del sueño en el que casi levanta la Stanley Cup, apareció el infierno del menisco, que le obligó a pasar por quirófano.

Fuente: NHL.com
Fuente: NHL.com

 

Estuvo a punto de marcharse a los Kraken después de eliminar de su contrato la cláusula que le impedía marcharse a otras franquicias, pero el alto espacio salarial que ocupaba y la incertidumbre sobre su futuro le dejaron en tierra. Price hizo un último esfuerzo por arrancar la temporada junto a sus compañeros, pero no superó el examen físico de septiembre, lo que le obligó a mantenerse al margen. Probablemente, eso fue lo que le llevó a tomar la decisión de entrar al programa de asistencia de la Asociación de Jugadores de la NHL debido a problemas que arrastraba con las sustancias y que decidió tratar antes de que fuera demasiado tarde.

La baja de Price fue solo una de las múltiples malas noticias con las que ha tenido que lidiar Montreal esta temporada, en la que está luchando por no ser el peor conjunto de toda la NHL junto a los Arizona Coyotes. La lesión de Shea Weber o la marcha de Phillip Danault son algunos ejemplos. No obstante, también se pueden rescatar aspectos positivos y todos apuntan a un nombre: Cole Caufield. El joven atacante ha sido el gran descubrimiento de los últimos meses junto a Nick Suzuki.

La respuesta sobre el futuro de Price tendrá que esperar, mínimo, a que termine la temporada regular. “Quiero ser capaz de acabar jugando a un nivel aceptable. Al acabar el día, me gustaría poder decir que me retiré jugando bien y no siendo una carga”, señaló Price.

Otra de las razones, quizá la más explícita, para que el portero de los Candiens siga en activo es la espina clavada que se le quedó en los playoffs de la temporada pasada. Montreal llegó a la final contra todo pronóstico y cayó en cinco partidos contra los Lightning. “Incluso hoy, es difícil comprender que estuvimos tan cerca. No tener la oportunidad en 14 años y luego llegar tan cerca, -y al mismo tiempo tan lejos-, es algo de lo que me sigo acordando. Siento que fue una oportunidad perdida”.

Ahora, Martin St. Louis tendrá que decidir si Price juega este jueves en casa frente a los Flyers en lo que sería su segundo partido consecutivo de titular. El resto del calendario es el siguiente: Senators (fuera), Bruins (casa), Rangers (fuera) y Panthers (casa).

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