Martha Graham, la bailarina más famosa del siglo XX y uno de los iconos de la danza moderna decía: “Los grandes bailarines no son geniales por su técnica. Son geniales por su pasión.” Y en el caso del patinador español Javier Fernández, queda claro que su genialidad reside en gran medida en la enorme pasión que transmite sobre el hielo, pero no cabe duda que Javier es ejemplo claro de dedicación, interminables jornadas de entrenamiento y la depuración de una técnica que en el patinaje cobra importancia capital.

Javier nunca deja de sorprender, la elegancia y precisión con la que ejecuta ejercicios de suprema dificultad, como segundos cuádruples (cuatro vueltas verticales) deja al aficionado con la boca abierta. Javier es grande por eso, porque siempre busca la superación personal, enfrentándose a retos de cada vez mayor dificultad técnica. Siempre ha sido consciente de la altura técnica de su rival, el japonés Yuzuru Hanyu, grandísimo patinador al que conoce a la perfección pues entrenan juntos. Respecto a esta bonita rivalidad hay que destacar que ambos son alumnos de Brian Orser, legendario patinador que en su época protagonizó la que dicen fue más legendaria rivalidad del patinaje sobre hielo. Protagonizada por Orser y Boitano y conocida como “La batalla de los Brian” dejó campeonatos e instantes inolvidables sobre una pista de hielo en la década de los ochenta.

Hoy día dos alumnos suyos protagonizan otra batalla de altísimo nivel, los dos antagonistas del patinaje sobre hielo contemporáneo, amigos que sacan sus cuchillas sobre la pista y se reparten los grandes títulos. Por ello todo aquel que quiera disfrutar a fondo con el patinaje sobre de hielo debe remitirse a la figura de estos dos grandes genios. Con Javier como vigente campeón del mundo y Hanyu como vigente campeón olímpico, la cita del campeonato del mundo de patinaje artístico a disputar en Boston, se presentó como otra ocasión para dilucidar el enésimo capítulo de la citada rivalidad.

Yuzuru Hanyu llegó como gran favorito en todas las apuestas, pero como suele suceder con Javier, su corazón sobre la pista es capaz de desafiar a cualquier tipo de reto, por muy grande que este sea. Como ha declarado Brian Orser, Javier Fernández patina con el corazón (como hacía Orser en su época) y por tanto se desliza sobre el hielo con un punto pasional que le convierte en diferente. De ahí que haya sido capaz de ganar contra todo pronóstico a un patinador de la calidad técnica del japonés. En este caso Javier cimentó su victoria en una actuación perfecta en el programa libre, con el que consiguió el título. Una actuación que redondeó una puntuación final de extraterrestre del patinaje: 314,93 puntos, batiendo de esta forma su registro personal (302,77) conseguido en el Campeonato Europa de Bratislava.

Javier ha completado un grandísimo programa que le ha llevado al éxito, pero tras la grandeza que se ve existe un trabajo muy duro, superando incluso el dolor sufrido por los problemas físicos por los que pasó en los últimos meses. Y lo que se ha visto ha sido realmente excelente, un viaje atrás en el tiempo, la constatación de que Javier Fernández es un patinador de cine. No en vano completó su enorme actuación con la banda sonora de la película Ellos y Ellas, adaptación de un musical de Broadway basado en un cuento de Damon Runyon, protagonizado por Marlon Brando, Jean Simmons y Frank Sinatra. Fue sencillamente algo mágico ver deslizarse a Javier sobre la pista de hielo de Boston con la voz de fondo de Frank Sinatra. Si con Chaplin ya demostró que Javier era la muda expresividad sobre el hielo, con La Voz ha demostrado que es un crooner sobre dos cuchillas que interpreta su profesión a su manera.

Es por tanto Javier Fernández uno de los mejores deportistas españoles de todos los tiempos, (con este oro consiguió su octava medalla internacional) pero por encima de todo un bailarín de papel que deja sin palabras al aficionado. Un patinador, un bailarín de cine con sombrero de copa (Top Hat) capaz de hacer vivir y elevar al espectador al cielo de la danza durante siete minutos. Porque sí, porque el español es puro celuloide sobre unas cuchillas, y a estas alturas a Javier Fernández solo le falta Ginger Rogers, pues hace tiempo que se consagró como el Fred Astaire del patinaje sobre hielo.