“Cada competición es distinta, haber ganado una medalla no te garantiza repetir. Cualquier no favorita puede sorprender”, explica Fátima Gálvez hace unos meses sobre su disciplina, el tiro olímpico, y sobre su especialidad, el trap, el foso olímpico que trajo a España la última medalla olímpica en este deporte allá por 2004, en Atenas, y se sigue resistiendo. Gálvez experimentó sus palabras en carne propia. De nada le valió llegar con la garantía de haber sido subcampeona del mundo en 2014, cuando se clasificó para Río en Granada, y campeona en 2015, en Italia. Río le esperaba con un puñal, el bronce que se escapaba en el desempate, la muerte súbita tras una batalla en la que tanto ella como la estadounidense Corey Codgell rompieron 13 de los 15 platos lanzados.

La niña de Baena que empuñó por primera vez una escopeta con 8 años, en un día de caza con su padre cuando se cansó de correr a recoger las piezas y no ha parado hasta hoy repitió sus costumbres hasta el final. Acercó la culata de su arma a la cara, colocó el moflete sobre ella para sentir las vibración del disparo, abrió la boca y guiñó el ojo para encontrar la precisión...y falló definitivamente ante una de las mujeres más en forma de este año.

La cordobesa entró tercera en la final tras una calificación complicada, marcada por el mismo fuerte viento que obligó a retrasar las competiciones de remo o tenis. Por eso no brillaron los registros y le sirvió romper 69 de los 75 platos en disputa para clasificarse con comodidad. Seis platos se escaparon, seis veces Gálvez no llenó el cielo del Deodoro de polvo rojo. Los mismos fallos que entre los 31 platos de las rondas finales. Allí los nervios pesaron. Por eso, aunque Fátima empezó dominando, con seis aciertos consecutivos, mientras la campeona olímpica, la italiana Jessica Rossi y la misma Codgell titubeaban. Pero llegó el bajón. Se escaparon el 7º, el 9º y el 13º plato y el camino del oro se escapó. Galvez terminó, miró a la grada sin saber cómo iba y le confirmaron que debería conformarse con luchar por el bronce. La australiana Catherine Skinner y la neozelandesa Natalie Rooney avanzaron a la final por el oro tras un desempate con Codgell. La 'aussie' se llevaría después el oro.

Pese a su aparente serenidad, Gálvez ya empezó a remolque frente a la americana. Falló el tercero, pero Codgell le dio otra oportunidad en el quinto. La euforia se disparó cuando repitió fallo en el antepenúltimo. Una oportunidad que la cordobesa iba a desperdiciar en el penúltimo intento. Ahí no sirvió de nada la gran preparación mental a la que esta titulada en enfermería se ha sometido en los últimos años con Alfonso Herrera. Cuatro años de trabajo, de madurez, de medallas, de liderazgo en el tiro español solo la permitieron mejorar un puesto respecto a Londres 2012. La muerte súbita, que otras veces le subió a podios, esta vez, la más importante, no le iba a sonreir.

Franquet suma otro diploma

La de Gálvez no iba a ser la última medalla en escaparse el domingo. Sonia Franquet consiguió colarse como última en la final de pistola de 10 metros. La tarraconense, una policía veterana en sus terceros Juegos Olímpicos, acusó el mal que suele sufrir en las finales de todas sus competiciones. Aunque comenzó fuerte con dos series que rondaron los 30 puntos, cayó hasta los 18 y la eliminaron en tercer lugar. Terminó sexta. La china Mengxue Zhang sobrevivió más que la rusa Vitalina Batsarashkina y la griega Anna Korakaki.

Con las balas de Carrera en 10 metros y Gálvez desperdiciadas, las esperanzas recaen en Alberto Fernández en el mismo foso de Fátima. Su final es el lunes, pero su calificatoria invita a la cautela. Tras el primer día (en la prueba masculina se tiran 125 platos y se espacia en dos jornadas) marcha 13º con 69 de 75 platos rotos, como otros cuatro tiradores. Solo dos platos le separan del sexto clasificado. Tendrá que apelar en la mañana del lunes a otras remontadas para entrar entre los mejores y demostrar por qué es el líder del ranking mundial y ha ganado dos pruebas de la Copa del Mundo este año, una en las misma instalación de Río de Janeiro