Bronce hace cuatro años y soñando con el oro olímpico en Río, Maialen Chourraut se llevó un gran susto en su debut en el canal olímpico de aguas bravas en la prueba de K1. Una mala primera bajada le obligó a tirarse por segunda vez con toda la presión para no quedarse fuera de semifinales. La vasca, madre de una niña durante este ciclo olímpico junto a su marido y entrenador Javier Echaniz, no pasó la puerta 20 de las 24 de las que consta el circuito.

Bajaba al nivel de las mejores y, aunque había sufrido una penalización de dos segundos por tocar la cuarta puerta, parecía capaz de meterse entre las 15 mejores con comodidad hasta que las corrientes arrastraron su kayak hacia el lado contrario donde estaba la puerta verde, una de las que hay que pasar de frente, y que no suelen suponer tantas dificultades. Chourraut siguió adelante para no maniobrar hacia atrás, pero la penalización de 50 segundos por no cumplir con alguno de los obstáculo le iba a dejar última y sin posibilidades.

Chourraut no falló en la bajada definitiva. Pasó aún más rápido por el primer parcial (30,03s frente a 32,29s) y aunque golpeó los palo de las puerta 15 y 24, de las últimas, y aunque encontró algunas dificultades en los últimos tramos, su tiempo de 106.47 puntos se situó como 9º de la segunda serie, donde casi todas mejoraron, y 11º en total. Chourraut señala hasta una docena de candidatas a las medallas en una prueba igualada. Las más importantes (la checa Kudejova, la eslovaca Dukatova, la australiana Fox) llegaron por delante pero nadie bajó más rápido que la italiana Stefanie Horn, seis segundos más rápido que la española (99,07s). La batalla del jueves, con el circuito cambiado, está servida.