La leyenda que se va coincidió en el cuarto día de los Juegos Olímpicos de Río con la que llega. Michael Phelps alcanzó su 25ª medalla olímpica y 21ª de oro en la piscina mientras que Simone Biles se estrenó con su primer oro bajo los aros, pero, pese a las enormes diferencias de palmarés nadie duda de que la joven de Colombus puede marcar la historia de la gimnasia artística al mismo nivel que el tiburón de Baltimore lo ha hecho con la natación. 

Phelps se cobró una cuenta pendiente de Londres con la prueba más especial de su extenso calendario. Fue en los 200m mariposa donde se dio a conocer en la final olímpica de Sidney con solo 15 años. Cinco ediciones olímpicas después y con un retoño observándole desde la grada sin entender nada, venció por tercera vez la prueba devolviendo al sudafricano Chad Le Clos la derrota de hace cuatro años y alejando una vez más a Laszlo Cseh del triunfo olímpico. Sus dos rivales acabaron por salirse de las posiciones del podio achatados por la figura gigantesca de Phelps, que minutos después, como en sus mejores días, colaboró en la sencilla victoria del equipo estadounidense en el 4x200m libres.

El tercer triunfo de tres posibles del nadador en Río resultó casi tan apabullante como el de sus compatriotas las gimnastas en la final por equipos. Hasta en 10 de las 12 actuaciones merecieron para los jueces superar los 15 puntos. Se unieron en el equipo las ya campeonas olímpicas Aly Raisman y Gabby Douglas a la sensacional Biles, deslumbrante en suelo y salto, dos pruebas en las que, como en el concurso individual, nadie duda de su victoria. Con solo dos días de competición olímpica en su pequeño y potentísimo cuerpo ya deslumbra al mundo.

Lejos de su brillo queda por ahora España, históricamente relegada a remontar en la segunda semana. Son dinámicas que se repiten tanto como Ander Elosegui, por tercera vez en una final olímpica en piragüismo de aguas bravas y por tercera vez diploma. Su poderío en la semifinal alimentó las esperanzas de una medalla en realidad improbable. La mejor opción llegará el jueves con Maialen Chourraut. Otra costumbre es la del baloncesto remontando un inicio errático, rutina que esta vez parece romperse después de otra derrota tan ajustada como merecida ante otro rival menor. Los hombres de Scariolo no han aparecido aún por el parquet de Río y el tren de los cuartos de final puede no esperarles esta vez. Su trayectoria es inversamente proporcional a la de los hombres del hockey, tres victorias en tres partidos ante dos rivales superiores y clasificados para las cruces con la ilusión desbordante.

Una alegría que decayó por la tarde en el centro de tenis. David Ferrer, Carla Suárez y Garbiñe Muguruza claudicaron a la primera, la última desconectada del partido y desperdiciando una oportunidad de oro en un torneo en el que también cayó la favorita, Serena Williams. Por suerte le quedan oportunidades de redención: se recuperaron para meterse juntas en los cuartos de final del torneo de dobles y el miércoles saltará con Nadal al cuadro de dobles mixtos. Un Nadal que es el faro del coraje de la delegación, a las puertas ya de las medallas con Marc López tras meterse en las semifinales de dobles y en octavos del individual tras ganar a Seppi. Tres puertas abiertas que solo parece poder cerrar el apretado calendario que debe afrontar. De eso sabe mucho Mireia Belmonte, que emergió este martes recuperada de todo cansancio para meterse en la final de los 200m mariposa, donde este miércoles no se conformará con menos que el primer metal dorado de España en Brasil.

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Sobre el autor
Ismael Pérez
25 años. Periodista. He cubierto los JJOO de Londres y Sochi para Somosolimpicos.com y los grandes campeonatos de atletismo desde 2011, en Praga y Ámsterdam como enviado especial. @Ismael_Prz