Justin Rose empezó la tercera jornada a cuatro golpes de la cabeza y sabía que tenía que hacer una gran vuelta para aspirar a todo. Dicho y hecho. El inglés se puso manos a la obra y en tan solo cinco hoyos alcanzó el liderato. No era para menos con un arranque tan espectacular y, ala vez, tan poco ortodoxo: birdie, bogey, eagle, par y eagle. Luego llegarían tres birdies más por los nueve segundos y un solitario bogey, para una tarjeta de 65 golpes (-6) -la segunda mejor del día-, que le permitía situarse en lo más alto de la tabla con -12 en el acumulado.

Nadie parecía poder seguirle el ritmo al inglés, al menos, en la primera parte del recorrido. Pero eso es mucho decir cuando por el campo anda un tal Henrik Stenson, un hombre en estado de gracia en esta recta final de temporada. El sueco, que venía al par del campo tras sus primeros nueve hoyos, pisó el acelerador en los nueve segundos para terminar con 68 golpes (-3) y situarse a un solo impacto de Rose. Si no sucede nada raro, el oro y la plata parecen llevar escritos sus nombres, ya que Marcus Fraser, tercero con -9, se encuentra ya algo alejado.

Lo que sí que parece más abierta es la lucha por la medalla de bronce. Fraser parte con ventaja, pues tres golpes le separan de sus perseguidores. Pero su inexperiencia y el hecho de que hay hasta ocho jugadores en solo cuatro golpes parecen asegurar el espectáculo y la emoción hasta el final. En este grupo de golfistas que tratarán de dar caza al australiano se encuentra Rafa Cabrera-Bello (-5). El que parece haber enterrado todas sus opciones e metal es Sergio García, quien tras una discreta vuelta de 70 golpes (-1), ocupa el puesto 22 con -2 en el acumulado.