La foto de Jesús Tortosa en la página web de la Federación Internacional de Taekwondo delata a un adolescente de libro. Ya merece una actualización, porque el hijo del campeón y entrenador del mismo nombre ya ha cumplido este año los 18 y tiene dos medallas europeas a nivel absoluto en su palmarés. Aunque su paso a la edad adulta llegó quizá definitivamente este miércoles en Río de Janeiro, donde estuvo a un golpe, una sola patada o puñetazo en el peto del rival, de adelantarse al futuro que de él todos esperan y colgarse una medalla olímpica.

Tortosa ha demostrado este ciclo olímpico su capacidad de sorprender a cualquiera. Llegó a Río a través del Preolímpico de enero, que solo daba dos plazas a los europeos que no estuvieran entre los seis mejores del mundo. En Río, en un cuadro de -58kg plagado de sorpresas, acabó cediendo ante un rival con el que nunca se había medido, pero de menor entidad en el siempre teórico ranking. 

Se hace difícil encontrar en la categoría para los de menos de 58 kilos a alguien que supere el 1,85m de altura de Tortosa. El madrileño lo encontró en el sorprendente Shuai Zhao, un chino que acabó colgándose el oro olímpico al final de la noche. En un combate muy defensivo y parejo, el asiático no se impuso con una patada en la cabeza de tres puntos hasta el tercer y último tiempo de dos minutos de los que consta un enfrentamiento en el taekwondo (4-7).

Siete horas de espera

A Tortosa le tocó esperar siete horas para saber si se le abría el camino de uno de los dos bronces o su primera aventura olímpica terminaba. Zhao acabó con el marroquí Omar Hajjami y al mexicano Carlos Navarro, otro de los señalados para el podio, se plantó en la final y el madrileño se volvió a vestir el kimono para la repesca. Frente al propio marroquí partía como favorito, aunque el africano llegaba de apartar al cabeza de serie, el iraní Farzan Ashourzadeh. Se adelantó con una patada en el pecho en el primer tiempo y sentenció con otra a la cabeza que solo obtuvo tras reclamar la revisión de video (4-1).

En la pelea definitiva, Tortosa se mantuvo cauteloso ante el dominicano Luisito Pie, derrotado en semifinales tras apear al portugués Rui Braganca, el tercer favorito. Al final de un primer tercio de medición, Tortosa reclamó sin suerte un punto al videoarbitraje. En el siguiente, Tortosa, muy táctico, recibió el primer punto, al que se sumó una sanción por las protestas al árbitro de su entrenador Marcos Carreira que le colocó 0-2.

Inmediatamente después y en medio del despiste por la llamada de atención a su técnico, Tortosa recibió una patada en la cabeza que le situaba contra las cuerdas (0-5). El dominicano Pie se dedicó a defenderse, pero Tortosa le encontró el pecho y empezó a buscar el golpe en su casco cada vez con más desesperación. Cuando todo se daba por perdido, a falta de cinco segundos, se sacó de la chistera un mondolio (golpe en la cabeza con giro de cuatro puntos) de genio que abría la puerta al bronce. Pero en el tiempo de oro le pudo otra vez su prudencia. El dominicano buscó más los golpes y terminó por encontrar el primero, el que obligaba a Tortosa a esperar otros cuatro años y sincronizar sus gestas con su edad.

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Sobre el autor
Ismael Pérez
25 años. Periodista. He cubierto los JJOO de Londres y Sochi para Somosolimpicos.com y los grandes campeonatos de atletismo desde 2011, en Praga y Ámsterdam como enviado especial. @Ismael_Prz