Por primera vez desde el 3 de abril de 2017, durante el RAW post WrestleMania donde anunció a Kurt Angle como nuevo manager general de la marca roja, el presidente de la junta directiva de la WWE Vincent Kennedy McMahon apareció en televisión universal con un motivo claro, el ataque de su hijo Shane McMahon sobre el ex campeón de los Estados Unidos, Kevin Owens.

Mr.McMahon aclaró el motivo por el cual suspendió de forma indefinida a su hijo Shane y, para sorpresa de todos, la suspensión fue por no terminar el trabajo y parar de pegar a Kevin Owens. El campeón universal con el reinado más largo en la historia amenazó a su propio jefe con demandarlo a él, a toda su familia y a la WWE. Vince le contestó diciendo que si ponía esa denuncia lo primero que iba a hacer era despedirlo.

Lo siguiente que comentó Mr. McMahon fue que su hijo Shane O'Mac iba a regresar a SmackDown para seguir pegando a Kevin Owens. Aquí fue donde anunció que The Prizefighter se iba a enfrentar al comisionado de la marca azul de la WWE dentro de una Hell in a Cell en el PPV con el mismo nombre el 8 de octubre de 2017 en el Little Caesars Arena de Detroit, MI.

Kevin Owens aceptó el combate con la condición de que podría atacar a cualquier miembro de la familia McMahon sin piedad, lo cual Vince también aceptó.

Durante el apretón de manos KO le dio un cabezazo al CEO de la empresa sacándole sangre en la frente. Este ataque fue seguido por un puñetazo en la cabeza, una patada en las costillas y un Superkick a la cabeza, para terminar por todo lo alto con un Frog Splash. Cuando Owens ya se retiraba, Stephanie McMahon hizo su primera aparición en televisión para ayudar a su padre desde que atravesara una mesa en WrestleMania 33 en el combate entre su marido Triple H y Seth Rollins.