En tan solo una semana, el cine español se ha quedado huérfano por partida triple. Después de que la muerte tiñera de negro la filmografía de la industria patria con la desaparición del realizador Jesús Franco y la actriz Mariví Bilbao, hoy el mundo del espectáculo está nuevamente de luto. El cineasta barcelonés Bigas Luna falleció la pasada madrugada en su casa de Tarragona, a los 67 años, víctima de un cáncer. Según su propio deseo, será incinerado sin ningún acto oficial en recuerdo de su memoria.
José Juan Bigas Luna nació el 19 de marzo de 1946. Su primera prueba de fuego detrás de las cámaras tendría lugar en 1976 bajo el título Tatuaje. No obstante, fue con su tercer largometraje como director, Bilbao, cuando consiguió todos los elogios y atenciones de su sector, además de ser seleccionado para el prestigioso Festival de Cannes. A ésta le siguieron más de una docena de conocidos títulos como Lola (1986), Las edades de Lulú (1990) o Jamón, Jamón (1992), cinta que le valió el León de Plata a la mejor dirección del Festival de Venecia. Precisamente, fue en esta película donde unió en pantalla (y también sentimentalmente) por primera vez a dos de nuestras estrellas más internacionales: Penélopez Cruz y Javier Bardem.
En 1994, rodaría otra de sus películas más señeras: La Teta y la Luna, historia que le regaló su segundo paseo por la Mostra de Venecia, en esta ocasión para recoger el premio a mejor guión. Entre sus últimos proyectos aparecen Son de Mar (2001), Yo soy la Juani (2006) y Di Di Hollywood (2010). Hasta que la muerte le ganó en la batalla contra el cáncer, Bigas Luna trabajaba en Mecanoscrit del segon origen, adaptación al cine de la novela de Manuel de Pedrolo. Su último deseo es que la película se termine y se dedique a su único nieto, Quim Lu.
