Entrevista a Antonio Salas: "La soledad y el miedo que paso merecen la pena"
Antonio Salas, con parte del material que recogió para documentarse sobre el movimiento neonazi español | ARCHIVO.

En 2003 el periodismo se hizo un hueco en la lista de los libros más vendidos. Fue a través de Diario de un skin, una obra de investigación en la que un periodista recogió los frutos de su infiltración en el movimiento neonazi español. El riesgo que conllevó este trabajo obligó al comunicador a usar un seudónimo: Antonio Salas.

Desde entonces, nada ha sido igual en la vida de Salas. El pasamontañas y la voz distorsionada se han convertido en dos recursos obligatorios a la hora de ofrecer entrevistas. Las posibles represalias de los sujetos tratados en sus obras le han obligado a tomar una serie de medidas que algunos consideran desproporcionadas y otros vitales.

Doce años han pasado desde la publicación de una obra que ha suscitado todo tipo de opiniones. Un diario que reveló relaciones tales como las que mantenían grupos ultra y directivas de algunos de los clubes de fútbol más importantes de este país como el Real Madrid. Un documento que ha sido utilizado como prueba judicial o como pista para investigaciones derivadas.

Tras ahondar en las redes de prostitución -El año que trafiqué con mujeres (2004)- descubrir las conexiones internacionales del terrorismo - El Palestino (2010)-, y publicar su primera novela: Operación Princesa (2013); Salas trabaja en una quinta obra con la corrupción política como eje central. Sigue en la brecha sin olvidar los primeros tiempos en la calle, con la bomber puesta, libros de Rudolf Hess en la mesa de noche y el Sieg Heil! como frase de cabecera. Tiempos que sirvieron para descubrir las costuras de un país donde el odio late.

Pregunta: ¿Quién es Antonio Salas? ¿Qué diferencias hay entre el periodista de investigación que publicó Diario de un Skin en 2003 y el que escribió Operación Princesa en 2013?

Respuesta: Antonio Salas es un periodista freelance mediocre que intenta hacer su trabajo lo mejor que sabe. Ha aprendido mucho. Ya no pierde tanto tiempo y dinero siguiendo pistas falsas.

P: ¿Cómo se gesta Diario de un Skin?

R: Hace unos días coincidí con David Madrid, un policía que se infiltró antes que yo en los ultras y que me salvó la vida, en una jornada de inteligencia del Museo del Espía, y lo estuvimos comentando. Yo empecé de cero. Acudí al Movimiento Contra la Intolerancia, a la Brigada de Violencia en el Deporte del CNP, a la Guardia Civil. Todos me decían que estaba loco. Estudié mucho. Durante meses me aprendí sus canciones, me leí sus fanzines… La formación teórica es vital antes de ponerte la cámara oculta y empezar el trabajo sobre el terreno. Porque ahí estarás solo y dependerás de tus conocimientos.

P: Pocos confiaban en usted al inicio de tu investigación sobre el movimiento neonazi español...

El centenario del Real Madrid impidió que 'Diario de un Skin' tuviese en principio más difusión

R: Yo edité un reportaje de una hora y lo entregué a mi jefe. Estaba infiltrado en el movimiento antiglobalización en Barcelona cuando vi que lo emitían un sábado por la tarde, totalmente mutilado, censurado y recortado… Me cabreé. Por eso decidí escribir un libro, Diario de un skin, contando todo lo que no se habían atrevido a sacar en el reportaje. Tiempo después, Chema Bautista, jefe de la productora Atlas, me confesó que nadie creyó que fuese a llegar tan lejos. Y la implicación del Real Madrid con Ultrassur, por ejemplo, en el año del centenario del club, era una material demasiado explosivo, según él, para emitirlo.

P: ¿Es más necesario que nunca el periodismo de investigación? ¿Existe la objetividad en este oficio?

R: En mi caso el lujo de la objetividad es un regalo de mis lectores. Al no trabajar para ningún medio, grupo editorial o servicio de información, gozo de una libertad envidiable para investigar lo que quiera, hasta cuando considere, y como me parezca. Y en tiempos políticos tan convulsos, sin duda, el periodismo de investigación es más necesario que nunca. Además, creo que si el periodista documenta los hechos de forma irrefutable no necesita defender ninguna ideología, política ni tendencia. El lector no es imbécil.

P: ¿No le hubiera gustado ejercer su profesión sin tener que tapar su rostro u ocultar su identidad?

"Nunca creo que pueda hacer una vida personal ni profesional normal"

R: El pasado 8 de marzo un joven neonazi, que tenía 9 años cuando se publico Diario de un Skin, intentó colarse en el I Congreso Nacional sobre Servicios de Inteligencia de la Universidad Rey Juan Carlos para, según sus palabras: cortarme el cuello. El odio en estos grupos se hereda de generación en generación. Nunca creo que pueda hacer una vida personal ni profesional normal.

P: ¿Todavía sigue conservando algún contacto de tu infiltración de Diario de un Skin? ¿Cómo ha de ser la relación de un periodista con sus fuentes?

R: Las fuentes son el mejor amigo del periodista y jamás, jamás, debe descuidarlas. Porque la vida da muchas vueltas y mi experiencia me enseña que con frecuencia debes regresar a ellas. Recibí miles, no es exageración, de correos y cartas de jóvenes que dejaron el movimiento. Imposible calcular cuantos. Algunos de los protagonistas de mi libro, como Ayala Cantalicio, siguen en el mundo ultra. A otros, como Fabián Pello o Javier Barrios, me los volví a encontrar en otras infiltraciones y no me reconocieron.

Salas, durante la infiltación que realizó para la elaboración de El Palestino | ARCHIVO.

P: ¿Cómo se financian este tipo de investigaciones? ¿Existe una apuesta real por el periodismo de investigación en España?

R: En mi caso lo financian exclusivamente mis lectores. Diario de un skin tuvo tanto éxito que pude financiar toda la infiltración en la trata de blancas. De igual modo El año que trafique con mujeres financió la investigación de El Palestino, y éste Operación Princesa. Y la investigación que ahora estoy terminando se ha financiado exclusivamente con los ingresos del último libro.

P: ¿Cómo es la relación que uno mantiene con los servicios de inteligencia durante una investigación?

"De no haber sido por David Madrid no haría esta entrevista"

R: Peligrosa. Un periodista encubierto puede ser una peón sacrificable para un servicio de información. David Madrid fue quien me avisó un sábado, totalmente avergonzado, de que no acudiese al Bernabeu porque su jefe había alertado a Hammerskin -organización neonazi cuya rama española surgió en el seno de Ultrassur- de que tenían a un periodista infiltrado grabándolos con cámara oculta. De no haber sido por David, tú y yo hoy no estaríamos haciendo esta entrevista… Por eso no confío en ellos, y no comparto la información hasta que yo he terminado mi trabajo.

P: Así que un chivatazo policial que puso fin a su infiltración en el movimiento neonazi español...

R: Por desgracia hay muchos polícias con un pasado o un presente en el movimiento nacionalsocialista. Recuerda que a Lucrecia Perez, la primera víctima de un crimen de odio en este país, la mató un guardia civil. O que Jorge Vivar, exmilitante de la organización neonazi Blood & Honour, es todavía policía local en San Sebastián de los Reyes. De hecho nuestros caminos han vuelto a cruzarse en la investigación que ahora estoy terminando.

P: En otra investigación adoptó la identidad de Ralph, un joven llegado de Cuba que se enroló en el movimiento okupa. ¿Qué conclusiones extrajo en este trabajo? ¿Por qué no cuajó?

R: Los extremos se tocan. Y es posible que en el futuro escriba ese libro, pero el trabajo encubierto genera tal volumen de información inédita que serían necesarios tomos y tomos para publicarla toda. Así que valoro que temas son más urgentes. El drama social de la trata de blancas me pareció mucho más importante y urgente que la extrema izquierda. No hay otra razón.

P: ¿Cuánto tiempo tarda uno en despegarse del personaje que crea para infiltrarse?

"Uno nunca acaba de despegarse de los personajes que ha vivido intensamente"

El proceso de salida puede ser tan lento como el de entrada, sobre todo si no quieres dejar cabos sueltos. Porque sé que en cuanto se publique el libro habrá reacciones y me buscarán. Si nunca me han encontrado, aún a pesar de volver a tenerme entre ellos, es porque soy muy cuidadoso en eso. Pero uno nunca se despega de todo de los personajes que ha vivido tan intensamente durante tantos años. Sé que siempre llevaré conmigo algo de Tiger88 (Diario de un Skin), de Muhammad Abdallah (El Palestino) o de Black Angel (Hell's Angels).

Salas, durante la infiltración en los Hell's Angels | ARCHIVO.

P: PEGIDA, Grupo Patriota, Movimiento Social Republicano, Alianza Nacional, La España en Marcha… ¿Es la ultraderecha un fenómeno residual en España?

R: En absoluto es algo residual. Es una amenaza desde el mismo momento hay concejales de grupos como España 2000 en ayuntamientos españoles. Y para los nazis españoles el brutal ascenso político de Le Pen en Francia o Amanecer Dorado en Grecia ha sido un aliento a la esperanza de que pueden conseguir el poder. Tampoco hay que olvidar los últimos acontecimientos en los que se vieron involucrados miembros del Frente Atlético y que le costaron la vida a un miembro de un grupo rival como es Riazor Blues.

P: ¿Se habría producido la Operación Puñal, con la que se desmanteló la rama española de Hammerskin, sin la publicación de Diario de un Skin?

"La ilegalización de Hammerskin demostró que la letra puede más que la espada"

R: ¡Por supuesto! Todo el mérito de la Operación Puñal es del Grupo de Información de la Comandancia de Tres Cantos (Madrid). Un periodista no puede intervenir teléfonos, identificar asistentes a un concierto, ni hacer detenciones. Que mi trabajo se convirtiese en una prueba judicial es reconfortante. Pero que por primera vez en Europa se consiguiese una sentencia condenatoria contra un grupo nazi, y que el Tribunal Supremo ratificase la sentencia de la Audiencia Provincial, fue increíble. Esto me demostró que la letra puede más que la espada.

P: ¿Cómo recibe la sentencia del Tribunal Constitucional de 2012 que declaró ilegítimo el uso de cámara oculta en el ámbito periodístico? ¿Cómo afectó esta medida a tu método de trabajo?

R: Cuando se publicó yo ya estaba metido en Operación Princesa. Me había sacado el carnet de moto, me había comprado una Harley de segunda mano y ya estaba rodando con los Hell´s Angels, Pawness, Rebels, etc. Aquello me dejó sin herramienta de trabajo. Soy consciente de que muchas de las cosas que cuento en mis libros parecerían imposibles de no haber sido grabadas.

P: De mano de El Palestino pudo volver a la Librería Europa, que ya había visitado en el marco de Diario de un Skin. ¿Cómo fue ese momento?

R: Recuerdo que cuando me enteré de que Ahmed Rami, escritor negacionista, había sido invitado por Pedro Varela, regente de la Librería Europa, a dar una conferencia me dio un subidón… Ramí era un personaje importante y no podía dejar pasar la oportunidad, pero me asustaba volver a la mayor distribuidora nazi de Europa después del cabreo que se pillaron con Diario de un Skin. Tras pensarlo mucho llegué a la conclusión de que mi barba, el oscurecimiento de mi piel y mi personaje de Muhammed Abdallah eran lo suficientemente buenos como para que no me reconociesen, y me arriesgué. Me puse la cámara oculta y volví a la Librería Europa. Funcionó tan bien que estuve tentado de preguntar a la hermana de Pedro Varela si tenían Diario de un skin para comprarlo, pero finalmente me pareció una chulería imnecesaria y un riesgo inútil.

P: "Sabían que los nazis habían recaudado dinero para pagar un sicario que evitase mi declaración. Y también que el teleobjetivo de algún ¿compañero? podría buscar una foto de mi cara para vender una exclusiva… En todos los oficios existen sapos”, afirmó en el artículo Un día en la vida de un infiltrado, publicado en tu web...

R: Los celos de algún policía. La envidia de algún colega periodista. Esos han sido grandes obstáculos. Por eso ni la mayor parte de mis familia, ni casi ninguno de mis amigos o compañeros sabe que yo soy Antonio Salas. Quizás peque de paranoico pero hasta ahora me ha funcionado y nunca me han descubierto.

P: ¿Cómo fue el 'día después' de la publicación de los cuatro libros?

R: Son lo peor. Mientras estás dentro solo tienes que preocuparte de obtener las imágenes y de que no descubran la cámara. Cuando se publica un libro, ellos saben que han tenido un infiltrado. Comienzan las amenzas, los insultos y la persecución.

P: ¿Cómo afecta que un trabajo periodístico acabe convertido en una película, tal y como sucedió con Diario de un Skin?

R: Sin duda las películas que han hecho de mis libros no aspiran a ningún mensaje. Solo son un ejercicio de entretenimiento. Pero han servido para que muchos jóvenes que no conocían la existencia de los libros los leyesen. En ese sentido son una buena propaganda, pese a la decepción. Muchos lectores que leyeron los libros se decepcionaron con las películas, pero no conozco a nadie que antes viese las películas, y que se decepcionase después con el libro.

P: “Yo no soy tan valiente como otros periodistas de investigación, pero soy más ambicioso que ellos”, declaraste en una entrevista anterior. ¿En qué se basa esa ambición?

En que quiero pensar que mi trabajo no se limita a un entretenimiento pasajero. A un titular efímero en un informativo. Necesito pensar que merece la pena todo el miedo, la angustia y la soledad que implica. La satisfacción la encuentras cuando recibes cientos de correos de chicas que dejaron la prostitución tras leer El año que trafiqué con mujeres, o de sus clientes que dejaron de serlo. O cuando jóvenes aspirantes a yihadistas abandonan la idea tras leer El Palestino; o cuando jóvenes skins queman la bomber tras leer Diario de un skin. Ahí empiezas a pensar que realmente merece la pena lo que haces.

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