La última gran película de Chaplin
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La mayoría de nosotros recordamos a Chaplin como el mimo genial que encandiló a la sociedad de los años 20 con sus comedias hilarantes y tenaces. Hoy recordamos la que quizás sea su mejor y más desconocida película: Candilejas. El personaje de Charlot le valió fama, dinero y prestigio en un cine que se desperezaba aún en EEUU de forma frenética. Los estudios comenzaban a controlar la vida de los actores cuando en Europa Hitler controlaba la vida de los alemanes, o al menos aspiraba a ello. La guerra llegó a Hollywood y las estrellas se convirtieron en brujas a las que cazar por sus supuestos sombreros comunistas. Sin verruga en la nariz, muchos como Chaplin sufrieron el escarnio del senador republicano McCarthy, eran tiempos de miedo y catarsis en los que el viejo mimo no tenía cabida.

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Y no la tenía después de haber creado, con permiso del Guernica, el alegato artístico más feroz hecho contra el fascismo en un tiempo en los que todos callaban. El silencio no frenó a Charlot, su voz en el personaje de Hynkel resonó en los cines de medio mundo "¡Soldados! en nombre de la democracia, ¡unámonos!" decía el hombrecillo del bombín. El supuesto bufón se había vuelto rebelde, muchos delataron al bufón, los mismos que se habían reído de sus genialidades. El miedo enmudeció al país de la libertad arrastrando a artistas como Chaplín, el bombín se tiñó de gris. Chaplin sufrió exilio, tuvo que irse a Europa y ahí es donde idea Candilejas.

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Olvidado por muchos, el bufón mudo había sido arrastrado por una tormenta perfecta llamada cine sonoro. El sonido acalló a Chaplin y sus ideales lo apartaron. En Inglaterra, con poco dinero y aún mucho talento confecciona la que puede ser la película más desgarradoramente autobiográfica jamás realizada. Candilejas cuenta la historia de un bufón caído en desgracia, sin tapujos, Chaplin vierte su vida en la cámara como un gruto ahogado salido del alma. El personaje de Corvero está olvidado en un mundo de bambalinas que no llega a entender y que se ha deshecho de él, es una leyenda caduca. Además la cinta recoge la despedida de otro grande olvidado, Buster Keaton, palabras mayores.

Candilejas es el reflejo de un Hollywood olvidado, de un sonoro vacío, de unos estudios dictatoriales y, sobre todo, de un cine contestatario. Chaplin no se calló jamás, pese a las presiones siguió haciendo cine. Con la maravillosa música de Candilejas nos trasportamos a un mundo de benditos bufones que hacían las delicias de una sociedad ávidos de ellos, hombres adictos al aplauso. Chaplin era uno de ellos. El ya anciano Chaplin haría algunas películas más, pero ninguna brillaría tanto como Candilejas, el bombín bailó por última vez.

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