Crítica de 'Frágil Equilibrio': un eclipse visual y narrativo que abre los ojos y el corazón
Crítica de 'Frágil Equilibrio': un eclipse visual y narrativo que abre los ojos y el corazón

El mundo puede parecer inmenso a ojos de cualquier habitante del planeta. Miles de millones de personas que buscan su rumbo en distintas situaciones y condiciones que se antojan muy distintas entre sí, pero que en ocasiones están más conectadas de lo que se cree en un principio.

Porque la felicidad no entiende de culturas, economías, países o continentes y qué mejor que el uso de la palabra para dar fe de ello. Y es que en Frágil Equilibrio, Gillermo García Lopez y su equipo no pudieron escoger mejor narrador para dar voz a las tres perspectivas que en el documental se plantean. José Mujica da una de sus mejores lecciones de moral en este filme que si algo demuestra, desde el principio, es que el uso de la palabra no tiene límites. Un discurso que acompañado de la música de Zeltia Montes y la poderosa fotografía de Pablo Burmann, se hace abrumador.

En el documental se presentan tres historias alejadas pero unidas en alma a través de la voz del expresidente de Uruguay y de los múltiples vínculos que las imágenes y los testimonios de los protagonistas van descubriendo. Y es que el espectador rápidamente se ve inmerso en tres realidades que se pueden ver de lejos pero se sienten muy cercanas. Desde el alto ejecutivo japonés que se cuestiona si verdaderamente es feliz con una vida basada en el dinero, a los africanos que luchan por conseguir un derecho tan básico como la libertad, pasando por el español que es preso de un sistema que le obliga a dejar su hogar por no disponer de medios económicos.

Los lazos de sendas vidas se van estrechando a la par que el nudo en el estómago, durante los 80 minutos de metraje, con una virtuosidad técnica y narrativa que induce a sentir como nuestros estos problemas porque al fin y al cabo son nuestros. Y es que esto es lo más destacable del documental. Si Frágil Equilibrio es tan necesario, es porque abre los ojos y el corazón de toda persona que lo vislumbra. El filme es la cuerda y el público el funambulista que circula por el alambre con cuidado, intentando hacer oídos sordos a muchos de los conceptos que se tratan para no sentirse culpable.

Pero ya es imposible, desde el primer minuto has caído al precipicio de la culpa que, aunque a veces invisible, duele y es mejor aceptarla. La deshumanización que plantea Mujica es problema de todos. No basta con echar la vista al lado y seguir dejando que pasen el tiempo y las palabras. Es hora de actuar y desde el audiovisual se abre camino con piezas de este tipo, en las que ningún plano sobra y por las que los exhibidores deberían apostar más en sus salas.

El ser humano es dueño del amor, el odio, la solidaridad o el egoísmo. Como se afirma al final del filme, "Todo está en el banquete de la vida. El problema está en qué elegimos". Y si algo queda claro es que visualizar Frágil Equilibrio es una buena elección para abrir la mente y el alma en los tiempos que corren.

La rotundidad de la realidad.

Mi puntuación: 9/10

 

 

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