El guión adaptado puede resultar a simple vista mucho más simple que su hermano mellizo, sin embargo, habría que establecer una comparativa exhaustiva para determinar qué supone un mayor reto, si crear o tomar algo creado y hacerlo tuyo, con las consiguientes similitudes y riesgos de virar demasiado hacia lo ya conocido. En esta categoría encontramos frescura, variedad y una acertada mezcla de realidad social, comedia e historia reciente.
Basado en la obra de Manuel Cerdán, el talento de Alberto Rodríguez se combina con la mente de Rafael Cobos y nos regalan un thriller biográfico que repasa un momento esencial en la historia española, ETA y los GAL. Se trata de El hombre de las mil caras, un filme que, de manera contradictoria, no nos engaña. Al protagonista le llega la oportunidad de vengarse del Gobierno que le había vapuleado por los sonados casos de terrorismo nacional, y es ahí cuando arranca la historia (acompañada de toques de humor muy bien situados). Es precisamente ese personaje el que más se desdibuja en la historia, como si intentar conocerle fuera alejarse de la historia. Ironía en estado puro.
Paco León y Fernando Pérez han tomado la historia de Josh Lawson y la han convertido en una original obra sobre el sexo y sus aventuras. Kiki, el amor se hace, nos muestra un guión de cinco historias paralelas, así como cinco particulares formas de obtener placer. Lo difícil de la cuestión es llegar a hacer ver cómo los personajes cambian sus vidas y tratan de integrar en su vida amor y sexo a partes iguales. Con una sensación inicialmente agridulce, este remake se acelera al igual que las historias que vemos en él y rompe tabúes de una forma verdaderamente arriesgada e incluso con toques moralistas.
Patrick Ness juega con ventaja y adapta su propia obra convirtiéndola en un drama entre dramas, mezclando una dura enfermedad, distanciamiento familiar y acoso escolar en Un monstruo viene a verme. De ahí nace el ogro amable, cargando una trama materno-filial de las que Bayona nos tiene acostumbrados a esperar. No otorga al espectador la salida que espera, sin embargo, retrata la realidad y la superación de un niño que debe enfrentarse a situaciones complejas hasta para un adulto. Puede resultar tan desgarradora como la vida misma, ya que Ness no ha querido maquillar la realidad, sino mostrar que el camino a veces se convierte en una historia en sí misma y que la fuerza va y viene hasta en los más débiles.
Pedro Almodóvar adapta los relatos de Alice Munro y expone un guión basado en grandes flashbacks que imprime en el espectador la expresión de “¿…y qué pasó?” con ansias de conocer toda la historia. Lo que uno espera durante los primeros minutos resulta ser totalmente contrario y mucho más enriquecido. Julieta aguanta más de una hora y media expulsando pequeñas pistas que van dibujando una trama tan turbia como dolorosa y aporta un punto de inflexión en el que el público une pasado y presente y todo cobra sentido. Almodóvar vuelve a centrarse en la figura femenina narrando el dolor, la soledad y el remordimiento de un pasado tormentoso que ofrece una salida solo imaginable.
